sábado, 27 de agosto de 2011

LA MANIFESTACIÓN DE LOS MUERTOS
















El viajante del barrio comenta en el bar que le han llegado noticias sobre una posible manifestación en un desierto. Se trataría, dice, de un manifestación  de faraones y de otras momias con el fin de reivindicar que, a partir de ahora, los beneficios económicos de las visitas turísticas a las Pirámides y sus muertos queden bien distribuidos entre los vivos. Y que dejen de molestar con tantas trifulcas, y que los fines de semana no hagan bulla y los dejen descansar en paz.
Lo mismo quieren reivindicar en otros países sobre el petróleo y la muerte, dice la nieta del anarquista. Que el petróleo y las muertes de aquellos países, es decir, que los beneficios de la explotación del petróleo y el resultado de tantas muertes sea un bien general para toda la gente, y no sólo para el grupo de vivos que aniquila y substituye al otro grupo de vivos que había aniquilado y substituido al anterior.
¿Y los vivos qué opinan?, pregunta la dueña del bar. 
Los vivos están ocupados en matarse, responde la peluquera del barrio.
Así es, dice la nieta del anarquista. Y como siempre, los otros vivos, los que siempre están lejos de la muerte, los más vivos de las potencias y multinacionales hablan, ordenan y organizan en su lugar.
Y el petróleo substituye a la sangre, la encubre, y el negocio continúa limpiando la mala fama y nadie sale manchado. Los muertos al hoyo y los vivos al bollo!, exclama el humorista del barrio.
Esperemos que tanto derramamiento de sangre no sea en vano, dice la dueña del bar, mientras el viajante no comenta nada más y se despide hasta mañana.












El suplente del cronista

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