Zurbarán, Bodegón
En las fronteras de los países europeos sin fronteras (eso dicen), con el euro como moneda única, también la fruta (española) es detenida como un delincuente, fruta sin papeles aunque tiene papeles, y arrojada de los camiones de transporte, fruta arrojada al suelo, a la carretera.
Y los responsables políticos nacionales y europeos de vacaciones, degustando otra fruta, seguramente asiática o africana, siempre exótica, sin papeles.
Fruta detenida, arrojada, estropeada, mientras otros hacen campaña contra el hambre en Somalia (este año al parecer no hay hambre en Etiopía o en otros países del tercer o cuarto mundo, el hambre también puede ser "démodé" en los telediarios, en los informativos, como la moda, que siempre es démodé al cabo de unos días, decía Coco Chanel, y disculpen la anología).
Fruta prohibida, detenida, arrojada a la carretera, pudriéndose bajo el cielo azul de las fronteras, a pleno sol de agosto. La fruta también se pudre en verano. Fruta sin papeles, abandonada como los perros en las carreteras de la Europa unida por la moneda, esa moneda que ahora le da por volatizarse y desaparecer, como en los teatros de magia china de otros tiempos.
El verano, tiempo de fruta abandonada, tiempo de animales abandonados en las carreteras y en las calles de la ciudad, junto a unos vagabundos que brindan con un tetrabrik o cartón de tinto de verano "Don Simón". El verano, la vacaciones, tiempo de abandono y playa, y otro carajillo con hielo para olvidar.
El suplente del cronista
No hay comentarios:
Publicar un comentario