Fotografía: Janet Xirgu, La acampada continúa
CARTEL PEGADO Y ROTO EN UNA PARED DEL "BANCO DE ESPAÑA", EN LA PLAÇA DE CATALUNYA
El concepto mismo de limpieza, aplicado a la política, ha tenido siempre un sentido negativo, un efecto destructivo (limpieza étnica, limpieza ideológica, limpieza de judíos, masones, libertarios, etc.). Hubo un tiempo, en la época franquista, que te llamaban extranjero y te reprendían si se te escapaba una palabra en catalán en alguna de aquellas siniestras oficinas, en aquellos despachos lúgubres de las instituciones oficiales de Barcelona.
Los catalanes, pues, deberíamos ser los más tolerantes, por experiencia negativa propia, con las opiniones de todos, sin exclusión alguna, con las manifestaciones críticas, con el modo de decir y expresar pacíficamente el descontento individual, la indignación social.
Limpieza sin violencia, sí, pero no la limpieza de las ideas.
El Barça ha ganado, pero la insurrección, la acampada continúa, pese a las estrategias y nuevas técnicas de limpieza de las ideas.
El suplente del cronista
2 comentarios:
Cuidado con las limpiezas. Empiezan siendo de higiene, por motivos de salud, y acaban siendo políticas.
Espero que los catalanes recuperemos nuestro sentido del diálogo, "els ponts del diàleg", como esribía Salvador Espriu.
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