martes, 29 de marzo de 2011

PERPLEJOS BAJO LA CARPA DEL CIRCO Y EN EL BAR
















-Algunos dicen que no siempre fue así. Otros dicen que pudo ser de otro modo. Unos cuantos hablan de un manifiesto planetario, pacifista, como medio de presión sobre los totalitarios, belicistas y presuntos demócratas, dice el politólogo del barrio.
-Unos cuentan que es posible hacerlo. Otros dicen que es imposible. Recuerden las secuelas sangrientas de las historias sangrientas. Muchos añaden que es una cuestión de poder, añade la sobrina de la peluquera.
-También hay los que acaban afirmado que las guerras son necesarias, comenta la hija del informático.
-Todo lo dicho hasta aquí, es un resumen de la perplejidad ante la muerte, ante la necesidad de matar de medio mundo para defenderse de la otra mitad, dice el poeta romántico del barrio (que en esta ocasión no habla de sus poemas).
-O dicho de otro modo, pregunta el politólogo: ¿Es posible vivir en un mundo donde los dictadores sean substituidos por los demócratas mediante acciones políticas, diplomáticas, sin la intervención de guerras económicas y bélicas que siempre sufren los mismos, las gentes de las ciudades, de los pueblos, selvas y desiertos?
-También dicen que aún encarcelan y fusilan a los desertores de las guerras. Unos y otros nos mandan matar en nombre de la patria y debemos cumplir ese mandato, a no ser que haya profesionales que lo hagan por nosotros. ¿La banalización del mal? ¿La muerte es también una moneda de cambio?, pregunta la nieta del anarquista.
Y la dueña del bar, sirviendo cafés y bocadillos, dice que estamos entrando en pantanos y tierras peligrosas. 

El suplente del cronista

2 comentarios:

alquimista y químico dijo...

A toda acción totalitaria debe corresponder una reacción del mundo libre.

pragmático dijo...

¿A qué llamamos mundo libre? Porque en la ONU hay casi tantos países totalitarios como demócratas. Y el problema es que sólo reacionan frente a las dictaduras de determinados países, curiosamente los más débiles.