Fotografía: Ollé, Niñas escuchando la radio
-¿Por qué se interviene en unos países y en otros no? Hace días que dicen que hay intervenir, pero, ¿queda alguien vivo en Libia?, comenta la dueña del bar.
-Si Occidente entra (o bombardea) en Libia en nombre de la democracia, ¿por qué no entra (o bombardea) también en todos aquellos países donde no hay democracia?, pregunta la sobrina de la peluquera.
-Eso, la intervención, depende del tamaño, de la potencia del país y del momento político (antes Gadafi era recibido con honores por todos los gobiernos occidentales), y de las materias primas que estén en juego para Occidente, contesta el politólogo del barrio. No es lo mismo Libia que Egipto, Argelia, China, Corea del Norte, Irán o Cuba.
-Los políticos franceses harían bien en ocuparse de las luchas contra la dictadura en Argelia, excolonia suya, comenta la dueña del bar. Sarkozi habla de intervenir en Libia, no en Argelia.
-Lo dicho: depende de la potencia del país dictatorial y del momento y el beneficio que se obtendrá con la intervención. ¿Por qué intervinieron en Irak o Afganistán y no en Irán? Oportunidad política e intereses, repite el politólogo del barrio.
-Ahora, a los occidentales, nos preocupa más la central nuclear de Japón que los muertos y desaparecidos. Nos preocupa por nuestra seguridad, por nosotros, no por ellos. Cosas de la cómoda solidaridad occidental, a distancia..., apunta la nieta del anarquista del barrio.
-Tanto hablar del Big Bang, de los agujeros negros, y nadie se preocupa de viajar al centro de la Tierra, como decía Julio Verne. Lo que habría que investigar no es la Luna o Marte, sino el centro de la Tierra. A ver si va a resultar que el Big Bang lo tenemos debajo de los pies y no arriba, en el espacio!, exclama la sobrina de la peluquera.
-Mucho hablar de la energía nuclear y del petróleo, pero nadie quiere ir en bicicleta o en patinete a su casa, o bajar la calefacción, bromea el humorista de barrio.
-Lo también lamentable y digno de mención es que ahora los poetas estaremos un tiempo sin poder enviar nuestros poemarios al Japón, advierte el poeta romántico del barrio.
-Siempre con su interés poético. ¿No sabe que puede hacer una edición digital de sus interminables poemas e incluso traducirlos y mandarlos por internet? Y si la traducción automática le sale muy deficiente, no se preocupe demasiado en este momento, que sus musas lo entenderán, se burla la hija del informático.
-Los informáticos sois todos unos irreverentes, faltos de trascendencia, llenos de técnica global, fríos calculadores, sin experiencia de lo poético.
-Más seriedad, señores, que éste no es un bar cualquiera, y menos a estas horas de la mañana en que servimos un buen café o carajillo a los que trabajan o van a la oficina del paro, advierte la hermana de la dueña poniendo paz en el bar.
Y el poeta, más tranquilo, pregunta a la hija del informático cómo se hace la traducción automática de los poemas.
El suplente del cronista
5 comentarios:
Buena idea: el Big Bang lo tenemos debajo de los pies.
Si todo lo que se invierte en las aventuras del Espacio, se invirtiera para investigar el centro de la Tierra, sus terremotos, maremotos, volcanes...
¿Se debe actuar con la palabra, con la fuerza, con la meditación, con la política, con soldaditos de plomo, con cartas, con emails o no hay absolutamente nada que hacer en este Mundo interesado?
En este Mundo egoista que hemos creado, sólo queda la implosión y volver a empezar. Espero que no me toque a mi.
Esperemos que si un día explota y se abre la tierra, no desaparezcan solamente los países pobres, los barrios pobres, las gentes pobres. Que el Nuevo Big Bang sea por lo menos solidario en este aspecto.
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