sábado, 26 de febrero de 2011

PETRÓLEO, GASOLINA, GASÓLEO, GAS












Arde el desierto, arden las ciudades. Los gobiernos occidentales que daban la mano, el dinero y las armas a los dictadores del petróleo, los mismo gobiernos dicen ahora que están sorprendidos y alarmados por la violencia, por la crueldad, por las costumbres sangrientas: la banalidad del mal, los orígenes del totalitarismo, como decía Annah Arendt, la banalización de la crueldad, o cuando el dolor y la muerte se vuelven cotidianos, costumbres sangrientas del día a día como ir a trabajar, comer, dormir o celebrar las bodas de plata o alumino.
Petróleo, gasolina, gasóleo, gas, energía, la condición humana, harta de tan poca vida, sin nada más que perder, explotando en ciudades y desiertos, muriendo, luchando, ante la perplejidad y la alarma de Occidente (dormitando en el salón y teorizando sobre la calidad de vida).

El suplente del cronista

7 comentarios:

antipoeta dijo...

No "arde el mar", como decía Gimferrer, sino que arden ciudades y desiertos.

lawrence de arabia dijo...

Arde y explota la pobreza en el desierto, ante la mirada estupefacta de los occidentales, que creían que todos los árabes estaban dominados por el fanatismo religioso.

insurrecta dijo...

El confort de Occidente, cuyas guerras siempre ocurren en otras tierras.

Anónimo dijo...

Se llama política y es una suerte de fanatismo occidental, donde la astucia del político lo lleva maquiavélicamente a hacer lo mejor para él mismo y de paso, si cabe, lo mejor para los suyos. Los otros, los de más allá, importan y siempre han importado un pimiento o un cactus, en este caso...

Antropóloga en paro y
lectora de manos

alquimista dijo...

El despertar, la convocatoria por la libertad, las nuevas tecnologías al servicio, en este caso, de la rebelión de unos pueblos que no estaban dormidos, sino esperando un levantamiento. Los occidentales, adornándonos el ombligo, no teníamos ni idea de esa posibilidad, digan lo que digan ahora algunos.

la nieta del anarquista dijo...

No todo es fanatismo religioso. Muchos no contaban con el ansia de libertad de los pueblos, sean o no musulmanes. Los dictadores han sido desbordados, y las democracias occidentales y sus intereses aún no entienden nada.

Anónimo dijo...

DemoGracias que las demoCracias no sabían nada o ahora habría una agencia de intercambio de libertades cotizando en bolsa...

De Luperón al cielo
Albelto Rodríguez