No hay nada nuevo que escribir, pero hace frío, suben las tarifas, crecen los precios, engañan las rebajas, compras una camisa de verano que no necesitas en invierno, y cuando vuelves a casa te ha bajado aún más el poder adquisitivo. Cuando hace más frío, en invierno, sube el precio de la electricidad, sube el precio de todo lo que necesitas, en el momento justo, cuando más lo necesitas. Y a esto, a este malestar, a este desequilibrio, lo llaman el "estado de bienestar". No había nada que escribir, pero la falta de equilibrio hace escribir: el desajuste entre la necesidad y el precio que hay que pagar por ella, para no sentirla.
Y dice algún escritor o escritora: "No tengo un blog, no estoy dispuesta a trabajar gratis".
En invierno, rebajas.
Rebajas físicas y rebajas espirituales en los Grandes Almacenes.
O las canciones del verano no se cantan en invierno, y dicen que un poeta se ha extraviado en unos Grandes Almacenes.
17 comentarios:
¿Ya sólo se escribe por dinero? ¿Y los famosos ideales? Menos mal que escribo poesía, y me ha dicho mi madre que con la poesía no se gana dinero, sino que se pierde. Trabajaré en otra cosa y seguiré escribiendo poesía y también en mi blog. Nunca seré famosa ni rica: seré poeta.
Poeta en ciernes (pero en ciernes con fundamento)
Esto de "no tengo un blog, no estoy dispuesta a escribir gratis", creo que se refiere a lo que ha declarado la novelista Susana Fortes en una encuesta sobre la "Ciberliteratura (escritores en la era digital)", que ha publicado el suplemento cultural del diario ABC.
Pero no todos los novelistas "conocidos" son iguales. En la misma encuesta dice Jesús Ferrero: "Escribo libros, pero también escribo directamente para Internet en mi "blog" y en las redes sociales".
Por tanto, no se le caen los anillos por escribir unos fragmentos de prosa "gratis" en Internet o donde sea.
Una cuestión de honor (lo de cobrarlo todo) propia de los novelistas "conocidos". Los poetas no tienen esos problemas: casi nunca cobran más que un plato o dos de lentejas a lo largo de su vida infructuosa y poética.
Poeta de la postexperiencia
A más de uno le iría bien ejercitarse en el noble arte de la poesía: sería una buena lección de humildad.
A los pobres novelistas los han corrompido con la zanahoria de los adelantos económicos y premios millonarios. ¿Será por eso que muchos escriben cada vez peor, en busca del premio prometido de las zanahorias? Chanchullos de almacén entre agentes, editores y autores que "se ponen bien", sacando el "culito" en la foto (respingón o no). La era digital acabará con todos ellos y florecerán nuevos "culitos" (pero con menos poses, más virtuales).
Nuevas autoras y autores del Siglo Digital
Si hoy existieran Cervantes, Góngora, Lope y Quevedo, se lanzarían sonetos y entremeses a la cabeza a través de Internet. Ellos son los más modernos, y no esos novelistas de "pa sucat amb oli" (de pan untado con aceite, que, por cierto, si está bien tostado y le añades un poco de ajo es más rico que un bestseller).
Poeta novísima
Los poetas nos envidian por la cantidad de zanahorias que ganamos y almacenamos en nuestra cuenta. Siempre serán unos malos perdedores. Son lo que son: poetas igual a perdedores, perdedores igual a poetas. Los por siempre quejicas del amor, del trabajo, de la palabra, de la religión, del vacío, del silencio, del ruido, siempre quejándose de todo.
Narrador aposentado (a fuerza de trabajo)
"¿A quién habrá plagiado esta vez para gustar?", como se decía en tiempos de los músicos barrocos, mientras tocaban la última sonata en el banquete del mecenas que los alimentaba y les pagaba el alquiler, como si fueran domésticos o criados. Pero aquellas zanahorias para los músicos eran reales como la vida misma. Ahora hay mucha zanahoria de cuento.
Cuentista
Por lo que se ve y se lee en nuestro suelo patrio (español, catalán, gallego, vasco, etc.), mejor ser poeta perdedor que novelista ganador. El secreto del millón, del triunfo (para los pobres poetas pobres): ganarse el pan y el aceite en otros menesteres, y escribir el poema más grande jamás contado, con absoluta libertad. Éste será el premio mejor dotado: la libertad, gozar de plena libertad al escribir, sin pensar en la zanahoria atada con un cordel.
Poeta perdedor
AT lo dice con una transparencia digna de un día invernal soleado y ventoso: el auténtico creador no vive de su obra, pues de lo contrario no sería libre. Los escritores mercantilizados, ¿hacen literatura de esquina de barrio chino? Dejo ahí la cuestión: la respuesta, seguramente, está en el viento que sopla en un día soleado de invierno.
Exactamente ésta es la sensación de hoy, lunes, 11 de enero, aquí.
Saludos a todos.
Tal vez no hagan literatura los escritores mercantilizados.Lo que sí que está claro es que los poetas son libres aunque no estoy segura de que todos lo sean. También los hay que asisten a congresos y viajan en primera ( y eso es un poco más que un plato de lentejas, lo podríamos dejar en un plato de lentejas, bistec y postre) y escriben el poema esperado lleno de desolación porque el tiempo pasa y llega la vejez, como si eso fuera una novedad.
De todos modos, viva la libertad aunque viajemos en clase turista
Todo tiene un precio, es verdad. Como dice Susana Fortes y otros: yo escribo si me pagan. ¿Escribir es sólo un oficio más? De acuerdo. Trabajen y cobren. Pero luego no vengan diciendo que si escriben por necesidad, que si la angustia vital, que si la incomunicación, que si el compromiso con la sociedad, que si la palabra y el espíritu, etc.
Yo creía que escribir era algo más. Vaya rollo con los intelectuales, a qué nivel hemos llegado.
Estudiante
Al final sera una suerte ser poeta: no tienes problemas de consumo. La poesía, al carecer de un gran mercado, no cae en esas tentaciones económicas. Escribes poesía por necesidad, como se decía antes. De todas maneras, yo conozco a narradores que también escriben por necesidad. Hay otros que se ha confundido de trabajo: deberían haber continuado trabajando en la oficina si querían paga doble como los demás mortales. Ganan un premio y venden cien ejemplares más y ya se creen el Rey Midas y que su palabra es oro.
Una amiga de escritores
Ciertamente, algunos piensan que convierten en oro todo cuanto tocan, también las palabras. Cuánta tontería da trabajar solo, como es el caso de los escritores.
Sin embargo, hay que reconocer que cada uno se gana la vida como puede. Si uno está dispuesto a vender su escritura por un plato de lentejas y una carroza de lentejuelas, y puede hacerlo, es su problema, es su precio.
Una narradora
Se vendan o no por un plato de lentejas abundante, ya no es tiempo de presumir, ni de novelista, ni de poeta, ni de pintor ni de nada. Si además se venden por unos kilos de lentejas y ya no importa lo que se escriba o se pinte, entonces apaga y vámonos, que tengo otra cosas que hacer y leer. Hemos pasado de la necesidad de escribir, de la necesidad del arte al mercantilismo de la obra, donde lo que menos importa es la obra misma.
Un lector desencantado
¿Y el público consumidor, entiende algo? ¿No será que le toman el pelo los editores, los agentes, los críticos y los autores que "se ponen bien"? ¿Ha leído alguien al Premio Nobel francés del año pasado? ¿Y los premios Planeta, Nadal, qué categoría literaria tienen actualmente, qué aportan a la literatura aparte de beneficio económico?
Janet, escritora digital
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