Manuel Rico, en su artículo Lo inoportuno y lo inaceptable (diario "El País", 6.6.09), arremete contra los poetas Benjamín Prado, Benítez Reyes y Javier Rioyo, entre otros, y el editor Jesús García Sánchez, los cuales han arremetido contra Antonio Gamoneda, que, a su vez, ha arremetido contra Mario Benedetti al calificarlo de "buena persona" (comprometido, popular, etc.), pero en definitiva "poeta menor". ¿Una arremetida poética? No está mal. Siempre es sano remover las aguas turbias para purificarlas, hacer salir a flote los bajos fondos poéticos.
¿Benedetti, poeta menor, dicen unos? Por supuesto, no es ni un Pablo Neruda ni un César Vallejo ni un Nicanor Parra. ¿Antonio Gamoneda, poeta menor, de "segunda división", "poeta del montón", "poeta oficial", etc., al decir de otros? Tampoco Gamoneda es Vicente Aleixandre, Gil de Biedma o José Hierro. ¿No será que tanto el uno como el otro, Benedetti y Gamoneda (el tuerto es rey), destacan por su omnipresencia en un mundo poético de calidad medianamente aceptable? La omnipresencia de algunos poetas produce hartazgo (excepto a sus fieles). García Montero y Gimferrer, por ejemplo, pierden interés y poder de seducción poética al haberse hecho demasiado presentes y, por ende, omnipresentes. El hecho de verlos siempre a ellos y a sus obras por todas partes y grandes superficies, produce hartazgo en el lector de poesía, que siempre requiere de un ámbito más de culto para sus poetas, con menos iluminación agresiva a los ojos.
El éxito, el triunfo, el exhibirse demasiado por los centros culturales y de poder ganando vorazmente un premio tras otro (¿para cuándo un Museo con los trofeos de algunos poetas?), resta, como es lógico, misterio al poeta y a su obra. Es una reducción inevitable: no se puede tener todo y a la vista de todos. ¿Impudor lírico? ¿Más dolor, pensarán y dirán presuntos lectores, aún más tristeza y más soledad en nuevos poemas, después de tanto premio, tanto viaje, tanto jardín y banquete feliz? Y aparece una duda. El lector duda, sospecha, una sospecha infundada si se quiere, pero una duda poética por lo menos: ¿a qué viene tanta pena, soledad y quejido en los poemas, si éste es un poeta inmensamente feliz, premiado y satisfecho en su ser de poeta? No -dirán algunos-, es un poeta premiado, feliz con la familia, la sociedad y los editores, dichoso, sí, pero de naturaleza insatisfecha. Ya... (censurado) -dirán otros, los no premiados, los no felices, los no dichosos ni con la familia ni la sociedad ni los editores. "No siempre llueve a gusto de todos", dirá el refranero popular: igual en poesía.
Y, claro, luego viene otro lector, el buen lector aguafiestas, y nos arremete y nos hace callar diciendo que César Vallejo era otra cosa, que Miguel Hernández, García Lorca, Antonio Machado, Luis Cernuda o Juan Ramón Jiménez (aun con el premio Nobel que muchos no le han perdonado) eran otra cosa, otra clase de poetas.
¿Cuestión de gustos?
Una lectora de poetas fracasados
8 comentarios:
MARCHANDO, OTRA DE POETAS
Que si "poeta menor" el bueno de Benedetti; que si poeta de escasa voz, "de segunda división y tosco", Gamoneda: historias, casos de poetas, hipersensibles y reservados, que no quieren la gloria, pero que tampoco pueden soportar, por solidaridad lírica, que los otros escriban un mal poema. ¿Solidaridad lírica? Dejémoslo en el ámbito estético. Manuel Machado, por si acaso, y más gracioso, se anticipó a los críticos (poetas o no) y escribió el poemario titulado "El mal poema". Pero como decía Larra, "el pobrecito hablador":
"Y digo versos por fin, y vomito disparates, y los celebran, y crece la bulla y el humo y el infierno" ("El castellano viejo").
at
Ignoraba que entre poetas hubiera estas guerras civiles, fratricidas.
Al final resultan cómicas, como el "Viaje del Parnaso", de Cervantes, donde la nave de unos poetas va al abordaje de otra nave de poetas, y se lanzan cañonazos poemáticos unos a otros. Pero con Cervantes estas batallas son muy divertidas.
Un joven poeta
Tuve un compañero poeta, y nunca había conocido a un tipo más insensible, egocéntrico e incluso malvado. Ahora, eso sí, escribía bellos sonetos al amor, a la naturaleza, a los prados y caballos, al amanecer en las aldeas entre flores, gallinas y tomates verdes, etc. ¿A qué tanta tontería sobre los poetas y sus dolores y ternuras de horticultura? Como dice un grafiti en catalán. "Els poetes són imbècils".
Una descreída, con un tomate verde en la mano
No todos los poetas son iguales. Es verdad que algunos son capaces de cualquier cosa por un viaje, o por figurar y quitar a otros de una antología poética (se cuentan barbaridades de lo que hizo Gil de Biedma con su amigo Alfonso Costafreda). Pero, ya digo, no todos son iguales, e incluso hay algunos en los que se puede confiar. Son de material sensible, eso es todo, muy sensible y se estropean con facilidad a la luz del día.
Un amigo de poetas
Volvemos en este blog a la discusión sobre la calidad personal de los poetas de si son sensibles o egoistas de si son menosres o mayores si de primera o segunda división, etc. etc.
Las arremetidas en la prensa de unos contra otros no son más que guerras de poder, si, de poder digo aunque ese poder no sea más que pírrico porque consiste en obtener favores, prebendas y premios literarios más que amañados siempre.
Consiste en aparecer en los medios para lo que hay que tocar determinadas teclas en forma de hacer la pelota a unos y otros. En este nuestro pais hace falta una auténtica crítica que valore literariamente a los poetas. Críticos que elaboren teorías, que publiquen libros desarrollando sus teorías de forma clara.Otra cosa son las opiniones basadas puramente en el gusto: me gusta este poeta y digo que es buenísimo o no me gusta este otro y digo que es menor por no decir que es malísimo como si de comer arroz se tratara.
En fin , poca cosa
Como dice MCM, realmente nos falta una crítica auténtica de la obra poética, escrita sin pre-juicios estéticos, de antipatía o amistad, y menos referencias a la vida privada o social de los poetas. De todos modos, también es verdad que cuando un poeta vivo se hace demasiado omnipresente, como indica "Una lectora de poetas fracasados", provoca un cierto hartazgo en todos los sentidos. Como dice la misma lectora: no se puede tener todo y a la vista de todos. Cuando menos, puede resultar "cargoso" (diría Violeta Parra), o impúdico.
at
Es estimulante la contienda, el torneo, lanza en ristre, de los caballeros y damas de nuestro ruedo poético o Paseo del Borne, Barcelona. ("Borne", extremo de la lanza de justar, como diría el "pensionista" Luis Nadal). Justas literarias, en suma, combates poéticos, no a primera sangre (qué decepción), sino a primera palabra, mas punzante, que diría un poeta barroco.
Una hermana de at
Diccionari Alcover-Moll (català-valencià-balear)
1. BORN m.
|| 1. ant. Volta d'una nau o altre vehicle; moviment que canvia de direcció; cast. borneo, vuelta, rodeo. "Car pren tal born que cerca tota França", Ausiàs March xvi. a) met., aplicat a moviments o activitats espirituals: "Ab tot açò ma pensa no pren born", Ausiàs March xxxviii.
|| 2. ant. Combat a cavall en camp clos, que es feia per ostentació festosa entre els cavallers medievals; cast. torneo. "Nul hom poria escriure los jochs e els alegres, taules redones,... borns, anar ab armes", Muntaner Cròn., c. 23. "Ara fenexen vostres borns", Dansa Mort 21.
|| 3. Plaça on es feien els torneigs i festes cavalleresques en les ciutats; cast. borne. "Aquest dia la Ciutat feu tenir rench a la plassa del Born la qual fou tota envalada e ampaliada", Ardits, iii, 8 (a. 1479). "Ell habite prop lo Born", Ardits, i, 11 (a. 1391). Encara ara es conserva el mot Born com a nom de lloc, aplicat sempre a una plaça o carrer ample, en les principals ciutats de la nostra terra, especialment en les que eren capitals i residència de cavallers, com Barcelona, Palma, Ciutadella, etc.
Refr.
—«Roda el món, i torna al Born» (Barcelona).
Fon.: bóɾn (or., val., bal.).
Etim.: postverbal de bornar.
Otra hermana de at
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