Charles Walch, La ventana azul
YouTube - Erik Satie - Gnossienne No.4
Los dos Administradores de la Pensión Ulises lamentan el perjuicio, la contaminación lumínica provocada a los vecinos de la casa de enfrente, que se han quedado deslumbrados y sin poder soñar por las noches. Haremos las oportunas gestiones para que la Asociación de Exbailarines (a los que hemos alquilado la sala por un precio módico, simbólico -nos gusta aclarar este punto), tengan la precaución de cerrar puertas y ventanas, y de correr todos los cortinajes. Por supuesto, también les exigiremos que no despilfarren la luz eléctrica, abultando, como bien dicen ustedes, la factura en gastos bochornosos e innecesarios. Por otro lado, también les exigiremos que, si no pueden reprimirse de bailar, lo hagan al menos calzándose las zapatillas de gamuza azul, como nos habían prometido que harían al firmar el contrato de alquiler de nuestra sala.
Esperamos de todo corazón que el silencio y la sombra vuelvan a reinar en nuestro barrio, y que su amable Comunidad no se vea obligada a denunciarnos por altercados y alteraciones nocturnas del buen vivir y del buen dormir. Y tengan por seguro que en nuestra Pensión Ulises nunca se olerá a podrido como en aquella otra pensión, la “Pensión de mala muerte”, de la que nos habla Bukowski en un poema que he enmarcado en el lavabo (en confianza, les diré que uno también escribe poesías los domingos por la tarde, después de tomar un buen café y una copita de "Anís del Mono" o de "Aromas de Montserrat", más la siesta de rigor de media hora al lado de mi prometida).
El contable de la Pensión en nombre de los dos administradores, que este lunes están de vacaciones de carnaval
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