martes, 28 de octubre de 2008

De lo inevitable



Una idea, un personaje, un universo que se inventa, que nace de un proyecto en el cual todos los elementos parecen estar dispuestos de un modo definitivo. Sin embargo, algunas veces aquel que fue pensado como protagonista pasa a un segundo plano cuando de pronto emerge otra figura que parece haberse saltado las reglas del juego y toma el papel principal. ¿Quién recuerda ya a Philip Rembrandt (alias Neutrón, crítico de arte e investigador ocasional que en su juventud tenía la capacidad de paralizar personas si las miraba fijamente cual Medusa)? Sin embargo, Valentina Rosselli, que surgió como contrapunto a Rembrant pervive aún en nosotros como un icono representativo de una época.



Los mundos de Lovecraft o Dunsany se actualizan hasta configurar un retrato de las fantasías de una modernidad en la que lo onírico pone de manifiesto los deseos íntimos, la consecución de paraísos más oscuros, casi al alcance de la mano. Los años setenta y su búsqueda de la emancipación femenina a través de una sexualidad compleja aflora en los cómics de Valentina, obra del gran Guido Crepax, de un modo paradigmático.



La narración se nutre del punto de vista cinematográfico influido por la estética de un Pudoukin o Alain Resnais. La fragmentación de las viñetas que permiten la fijación de la vista en minúsculos cortes de la figura humana, son capaces de transmitir toda la fuerza y sugestión para que el lector, acompañado de la mano de Crepax, siga los pasos de las aventuras de Valentina y su "mise en abîme" de historias dentro de otras historias que, como un rosario, actúan de mantra que nos adentra en otro mundo, un mundo imposible, sólo soñado, sólo deseado.



Existen personajes en busca de un autor, la aparición de otros es, simplemente inevitable. Poseen la voluntad de existir y corren ríos de tinta por sus venas.


más Crepax en: http://www.youtube.com/watch?v=oBkvfHbLR4M&feature=related

Sintagma in Blue

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