Foto: J.X.
El día que dejaste vacía la habitación,
raptada por la muerte,
aquel día,
todo tu silencio
se me incrustó en la boca,
y dejé de hablar.
Sólo podía escribir.
Escribirte.
Para encontrarte,
enviaba palabras escritas,
no sé a dónde,
al viento del azar.
Hoy, después de tanto tiempo,
estoy en el mismo lugar,
esperándote.
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