Foto: J.X.
Se peinaba como ella,
miraba como ella,
hablaba como ella,
una delicadeza en los labios,
como ella movía las manos,
se vestía como ella,
andaba como ella.
lo hacía todo como ella
(cada mes, con una hoja de afeitar,
se hería la entrepierna para sangrar),
todo, para hacerla vivir,
lo sufría, lo vivía y lo moría como ella,
para hacerla revivir, la imitaba,
daba su vida a este su último amor,
que lo mataba y lo transfiguraba
a semejanza de aquel su primer amor.
El largo, sinuoso y doble camino
del amor a la muerte,
del amor a la muerte.
Aquella primera noche de pena y perro.
Esta nuestra última noche de pena y perro.
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