Foto: J.X.
En la hendidura de una roca, florece una genciana que te habla de ella, de sus manos moldeando formas, embrujos de papel.
Llevaba dentro el peso de la novia muerta y el blanco del hospital, arrastrándolo no sabía a dónde. Pero a rastras seguía avanzando, y, en el peso arrastrado, sentía el fluir de la sangre amorosa.
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