Foto: J.X.
Sábado, 8 de abril. Con una palmita del “Domingo de Ramos” del año pasado haciendo de escobilla, saca el polvo y las telas de araña de la estancia de la novia muerta. Deja a su lado una palmita de este mes de abril, y un par de rosas rojas.
Todo se rasgará, se marchitará, se volverá polvo, las nuevas telas de araña y la diminuta palma y las flores rojas o blancas o negras, y el ´”Montón de amarillo” y la jardinera que lo cuidaba, que le acariciaba las plumas, y tú, la mano que lo escribe. Pisadas sobre cristales rotos, sangran las huellas de los pies en la arena de una playa.
La palabra, hoy, ahora, en este mismo instante, no es soledad, ni tampoco dolor.
La palabra es desamparo.
En la soledad, en el dolor, es el cerco del desamparo. El desamparo que se extiende, cercándote.
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