viernes, 1 de julio de 2022

EL OJO MUERTO

Foto: J.X. 

Toda la tristeza del mundo no cabía ya en su ojo derecho.

Por otra parte, el ojo izquierdo lo tenía vaciado, como un hueco limpio, emblanquecido, pálido a fuerza de terror, culpa, tortura. Un ojo muerto, un ojo muerto.

Aquel día el amor llegó tarde. O, lo más seguro, no llegó nunca. Como siempre suele ocurrir en las esquinas de paredes gastadas, resquebrajadas por la oscuridad.

Su vida fue la de un niño desvalido, y, de tan frágil, vicioso, retorcido: quemaba las alas de las moscas que capturaba con la mano. Cuando iba de vacaciones al campo, mataba saltamontes a pedradas, y algún pajarillo con su escopeta de perdigones. También se enamoraba de la vida misteriosa de las prostitutas que vivían en su barrio.

Sangran aún las flores de la infancia.



2 comentarios:

joségarvimoreras dijo...

Poesía realista, yo creo que es una buena definición. Ahora no se me ocurre otra.

mariajesuscayuelas dijo...

Ojos vacíos que solo sirven para guardar recuerdos de la infancia.