sábado, 29 de mayo de 2021

LA SIMULACIÓN

Foto: J.X.

Cuando salimos del bar me contó que hacía tiempo que había muerto de amor, pero que simulaba vivir, que aún estaba vivo, porque nadie quería certificar su muerte por amor. 

Lo suplicó en las administraciones, aquí y allá, pero todo fue en vano. Los funcionarios le respondían que no era tan fácil morirse oficialmente. Que no era real, por mucho que él afirmara su muerte, y que más bien parecía una broma de mal gusto ir a comunicar una muerte así, hacerse el muerto de amor, pero seguir viviendo e incordiando en las oficinas administrativas de la vida.

Así, pues, tenía que simular que vivía y morir otra vez, de lo que fuera, de cualquier enfermedad, de cualquier accidente, pero no de amor.

De otro modo, era imposible morirse y que te entregaran en manos de pompas fúnebres, a fin de conseguir el preciado certificado de defunción, y que te dejaran en paz, muerto de amor.

Esperaba con verdadera ansia e ilusión que, por fin, lo consideraran un muerto cualquiera y borraran su nombre de la lista de los vivos, para siempre.


1 comentario:

AT dijo...

Comentario de "Una lectora corriente":

Simular la muerte propia es muy difícil, imposible hacerse pasar por muerto cuando todavía se rondan las calles y sitios con recuerdos. Si tenemos un buen amigo que nos podría ayudar a salir de este mundo quizás lo consigamos, pero seguramente el buen amigo entenderá que es el peor de los favores que nos puede hacer y no nos ayudará. Así que deberemos esperar a que la amiga muerte nos ronde pronto y nos deje entrar en su palacio.