Foto: J.X.
Dice que tenía una novia. Pero ella le ha abandonado hace unos pocos días. Y ahora está triste, desolado.
En realidad, esa novia no le había abandonado, como revelarán las últimas palabras de este poema.
De todos modos, se han reconciliado al encontrarse en una callejuela solitaria. Él ya no está tan desolado: vuelve a tener novia.
Además, ahora puede decir que tiene otra vez la misma novia.
Ella le ha regalado, para celebrar el reencuentro amororo, unas ramas de laurel fresco, y él le ha correspondido con un pequeño ramo de rosas blancas, que perfumarán el vestido de la novia muerta.
1 comentario:
Un relato lleno de esperanza que nos da fuerzas para seguir viviendo.
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