jueves, 29 de noviembre de 2018

LA REALIDAD Y EL DESEO

Viñeta: Ferreres, www.ara.cat


Es lo que pasa cuando vives en una República Imaginaria, que no tienes ni vas a tener si continúas con tanto error estratégico de base, y te pones una venda en los ojos y no ves los problemas de la vida cotidiana, urgentes, que afectan a la inmensa mayoría de la gente, comentan algunos en el bar.
¡Pero si no hay dinero!, exclama la sobrina de la peluquera.
Pues hay que pactar con quien sea para conseguirlo y hacer unos presupuestos más sociales que ayuden de verdad al común de la gente, contesta la hija de la bibliotecaria.
¡Primero, la libertad de los presos políticos!, exclama la sobrina de la peluquera.
¿Y mientras tanto..., qué hacemos?, pregunta el periodista en paro.
¡Ni presupuestos ni nada! ¡Ni indultos para nadie!, como informa bien el autobús de Rivera y sus Ciudadanos en su recorrido por Andalucía, replica la cuñada del dentista.
Bien dicho, yo votaré a VOX: ¡No a todo esto!, declara un desconocido.
¡Cuidado, no se vayan a estrellar, agárrense, que la actualidad viene con mucha curva!, advierte el humorista.
Oigan, mientras vamos de camino a la independencia (largo y tortuoso camino, por cierto), ¿no podríamos parar un rato de tanto ajetreo y sobresalto, sentarnos un momento, hacer una paella y hablar sobre la batalla de los peatones, las bicicletas y los patinetes eléctricos, el divorcio de la nueva cocina y la pizza, el mercadeo político del turismo alocado y el colectivo del taxi?, pregunta la vecina taxista. 
Sólo le faltaba añadir el gremio de chulos y el sindicato de prostitutas, este último anulado hace pocos días por la Audiencia Nacional por no tener trabajadoras con un "contrato laboral válido", informa la nieta del anarquista.
Hay que planearlo todo con más inteligencia refinada y sentido práctico, al modo oriental (¡o al modo vasco del PNV!, como dice mujer, que es del Athletic). Se puede tener voluntad de República -esa república que no tenemos ni tendremos mañana mismo, por mucho que lo repitamos-, defender a los presos políticos y, al mismo tiempo, aprobar unos presupuestos que beneficien, ya, ahora mismo, a la sociedad, a la gente, indica el politólogo del barrio.
Parece lo más sensato, de sentido común, dice la hermana del informático.
El sentido común es lo que menos abunda, decía mi madre,
apunta la dueña del bar.
Si dejas a un lado los problemas del momento: vivienda, trabajo, sanidad, enseñanza, etc., y vives en un mundo imaginario, en un mundo utópico, no alcanzarás nunca, de manera real, aquello que imaginas, tus sueños, advierte el poeta romántico del barrio, que de esto sabe un rato.
Si no utilizas el diálogo y la fuerza del pacto con la realidad, ¿con qué fuerzas cuentas, qué fuerzas reales tienes -concretas, no imaginarias-, para llevar a cabo tus sueños y poder defenderlos?, pregunta la vidente.
¡Y lo dice la visionaria, la vidente!, exclama el humorista.
Sí, hijo, sí, a la fuerza ahorcan..., sentencia la vidente.


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Esther Zarraluki
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