Esto
se acabó, el proceso catalán ha muerto, como anunció Rosa
Quintana, sentencia la cuñada del dentista.
¿Quiere
decir que ya no habrá más presos?, pregunta la hermana del
informático.
No,
niña, no, que no te enteras, ¡ya no hay referéndum que valga como
excusa, ni soberanismo, la farsa terminó en derrota: Rajoy 1-
Puigdemont 0!, replica la vecina taxista.
Aún
hay partido, queda la segunda parte. Fuentes bien informadas me
comunican que el expresidente Puigdemont se ha adelantado a los
acontecimientos, es decir, a ese posible “sacrificio” que algunos
estaban preparando e iban anunciado en los medios, comenta el
politólogo del barrio.
Mi
madre le repetía a uno de sus exnovios, uno de esos pesados que
pretenden enrollarse de nuevo, que "nunca segundas partes fueron
buenas", bromea la hija de la bibliotecaria.
Vale,
que no cunda el pánico, recomiendan siempre los bomberos, dice la sobrina de
la peluquera.
Recuerden
al poeta y sacerdote Jacint Verdaguer, que convirtió en victoria la
humillación, persecución y castigo de que fue objeto por parte de
las fuerzas vivas de la sociedad, por cambiar de acera en las Ramblas, como dijo él
mismo, y ponerse al lado de los pobres y endemoniados (a estos
últimos les aplicaba algunos exorcismos liberadores, como hace más
o menos mi hermana psicoanalista). Y se defendió mediante una serie
de artículos publicados en prensa, vapuleando a sus feroces
atacantes, explica la vidente.
En
defensa pròpia, se titula el libro, y me queda un ejemplar en la
tienda, con el descuento habitual, por si les interesa, apunta la
librera del barrio.
La
lucha política, cuando se embrutece, es siempre terrible, decía mi
abuelo. Provocadora de guerras, persecuciones, traiciones, cárceles,
torturas, asesinatos, suicidios (voluntarios o no), y toda clase de
conjuras, advierte la nieta del anarquista
Aterrador,
sí, aunque después viene la épica y poetiza los combates
sangrientos, indica el periodista en paro.
La
distancia todo lo suaviza y embellece, y la sangre derramada puede
convertirse en un diamante rojo, añade el poeta romántico.
Como
Diamante de sangre, aquella
película de
Leonardo DiCaprio, apunta
el humorista del barrio.
¡Pues dicen que en primavera van a quedar todos inhabilitados!, advierte un desconocido.
¡Pues dicen que en primavera van a quedar todos inhabilitados!, advierte un desconocido.
Basta
de noticias y rumores, ¡y marchando un carajillo de “Anís del Mono”
contra la gripe y el desánimo!, exclama la dueña del bar.
Hay
algunos aplausos.
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