miércoles, 17 de mayo de 2017

POETAS QUE APARECEN Y DESAPARECEN


¿Por qué unos poetas aparecen y otros desaparecen de la ciudad durante la celebración anual de la Semana de Barcelona Poesía, pregunta la sobrina de la peluquera, que tiene un sobrino que hace poesía visual, y al que no invitan, dice, porque no escribe versos.
Porque los poetas tampoco viven en un territorio independiente y se juntan en sectas, afirma contundente la vidente del barrio.
Una anciana del barrio que pasa por la calle pregunta: ¿Y si fuera posible acabar de una vez con el derroche de tanta energía malgastada, y los poetas y no poetas pudieran celebrar juntos una fiesta en un territorio independiente, sin desconfianzas ni acusaciones mutuas, y beber una cerveza hablando en catalán, castellano, vasco, gallego, etc., sin citar ya ni Madrid ni Barcelona como símbolos de armas arrojadizas y nada poéticas?.
Espero no ser llevada a la hoguera, como Juana de Arco, por celebrar una lectura en el bar con todos los poetas marginales del barrio, hablen la lengua que hablen (las de aquí, las de allá, urdú, chino, árabe, rumano, la que sea), justo en la semana en que, como dicen, aparecen y desaparecen sectas de poetas, dice la dueña del bar, que aún cree en la utopía de "la imaginación poética al poder".
La nieta del anarquista del barrio pregunta: ¿Por qué se ha de temer a un futuro Estado catalán, democrático, pacífico y dicen que próspero, si mi abuelo y sus amigos y todos los republicanos de aquí, de Catalunya, sufrieron y lucharon junto a los españoles de allá contra el fascismo y el franquismo de aquella Vieja España de “charanga y pandereta”? ¿Por qué no arriesgarse de una vez a ser ciudadanos realmente independientes, los de allá y los de aquí, y dejar de lamentarse y quejarse de las maldades del dios padre?, pregunta la nieta del anarquista.
La Rosa de Foc, así llamada la Barcelona de otro tiempo: “¿Tendrá ahora, a estas alturas, / vértigo y miedo a las alturas?”, recita el poeta romántico, rimando “alturas” a su manera.
-Ay, pobres utópicos, ¡siempre sin merienda y mirando cómo meriendan los demás!, exclama el humorista del barrio. 

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