sábado, 25 de febrero de 2017

EL MANIFIESTO DE LAS PALOMAS

Una paloma blanca, portavoz de la comunidad de palomas afincada en Barcelona, declara que son los llamados humanos quienes las infectan con la suciedad de las calles, con la falta de comida y aguas limpias.
Son ellos, los humanos, quienes no las llevan al veterinario cuando enferman y tienen las plumas llenas de moscas parasitarias, o cuando caen malheridas por los pájaros carnívoros que las persiguen a muerte.
Ellas, que fueron las aves más inteligentes traídas a la ciudad en contra de su voluntad, cuando estaban de moda y las convertían en palomas mensajeras, en palomas amigas de los niños, y en gran símbolo de la paz: “¡Ahí van las Palomas de la Paz!”, decían los humanos. Los mismos que hace ya demasiado tiempo las abandonaron a su suerte, sin poder volar, agonizando lentamente por los rincones de las calles, a la vista de todos.
Caprichos de los ciudadanos, caprichos animales, como tantos otros, concluye la portavoz de las palomas.

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