Algunos sugieren que habría que bombardear los barcos
que trafican con los emigrantes o esclavos del siglo XXI, comenta el
politólogo del barrio.
¿Cuándo los bombardearían, antes o
después de partir hacia la muerte?, pregunta la dueña del
bar.
¿Dónde se ocultan estos barcos?, pregunta la hermana del informático.
¿Dónde se ocultan estos barcos?, pregunta la hermana del informático.
¿Están sugiriendo que hay que bombardearlos
cuando estén los barcos en altamar, con los emigrantes dentro?,
pregunta la hija de la bibliotecaria.
Bombardear barcos, pateras, barcas y barcazas, otro negocio para fabricantes de bombas y constructores de barcos, dice la nieta del anarquista.
¿Hay algo con lo que no se trafique? ¡Criminales!, exclama la sobrina de la peluquera.
Para los políticos profesionales, economistas y demás, todo es teoría: guerras, pobreza, enfermedades, naufragios, vidas hipotecadas, muertes, atentados terroristas, con o sin funerales de Estado. Todo se reduce a estadística, comenta el politólogo, también los asesinatos, decía Stalin.
¡Todo es teoría, mientras no te afecta a ti!, exclama el humorista del barrio.
Bombardear barcos, pateras, barcas y barcazas, otro negocio para fabricantes de bombas y constructores de barcos, dice la nieta del anarquista.
¿Hay algo con lo que no se trafique? ¡Criminales!, exclama la sobrina de la peluquera.
Para los políticos profesionales, economistas y demás, todo es teoría: guerras, pobreza, enfermedades, naufragios, vidas hipotecadas, muertes, atentados terroristas, con o sin funerales de Estado. Todo se reduce a estadística, comenta el politólogo, también los asesinatos, decía Stalin.
¡Todo es teoría, mientras no te afecta a ti!, exclama el humorista del barrio.
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