Fotografía: Janet Xirgu, "Cuchara, tenedor y cuchillo para muñeca"
Dicen
en el barrio que las cacerolas de diferente tamaño (bajas, medias y
altas), las cacerolas para horno, los cazos, potes, ollas,
sartenes y otros utensilios protagonistas de la cocina, están
abollados y ya no suenan como antes en las caceroladas de la consulta
o consultas catalanas.
Mientras
tanto, los líderes políticos siguen yendo a cursos de empanadas y
empanadillas, mentales o de sobrasada, de atún o verdura con
salsa blanca, de carne suave, carne picante o carne criolla, de pollo
al verdeo o pollo al Champignon, de queso y cebolla o de jamón dulce
y queso, de tomate, queso y albahaca o de jamón York y queso
Roquefort, entre otras empanadas de aquí, de allá y más allá, sin
olvidar los pimientos, los piñones, las pasas y espinacas, en masa
redonda, rectangular, en semicírculo u ovalada.
Y en cuyos talleres disponen
además de cacerolas y cazos de cualquier tamaño para cocinas de
inducción, vitrocerámica, gas ciudad, eléctricas y halógenas, de las
marcas más prestigiosas, que tienen los mejores revestimientos anti-adherentes que garantizan durabilidad, limpieza fácil, cocina
sana y evitan que los alimentos se peguen. Sin olvidar las cazuelas
de barro, para los más tradicionales, que son una pieza clave para
determinadas recetas que no deben faltar en ningún hogar o
casa.
Pero ellos, los cocineros del futuro, pese a su vocación de chef internacional, siguen sin enterarse y sin saber cocinar los platos del presente, ni los menús más vanguardistas ni las recetas populares de la abuela.
Pero ellos, los cocineros del futuro, pese a su vocación de chef internacional, siguen sin enterarse y sin saber cocinar los platos del presente, ni los menús más vanguardistas ni las recetas populares de la abuela.
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