Dicen que en un taller del barrio reparan las palabras.
Las palabras gastadas por el mal uso y la mala vida,
las palabras manoseadas, agujereadas, las palabras heridas,
las palabras envenenadas para destruir,
las palabras instruidas para matar a las otras palabras.
Reparación de toda clase de palabras que ya no dicen nada,
todas esas palabras manoseadas y gastadas por la mala vida y la muerte, todas pueden ser reparadas en un taller del barrio.
Eso es lo que dicen, aunque luego nadie sabe darte la dirección exacta, el nombre de la calle.
O quizá es también una calle sin nombre, con el nombre gastado y manoseado hasta hacerlo desaparecer de la vista, invisible.
Seguiremos buscando el taller de reparaciones.
El suplente del cronista
2 comentarios:
a Jesús Alvarado Torres, Luis Nadal y 9 personas más les gusta esto.
Maite León Cortés: Su esencia, que obligaron con miedo a entrar en ellas, se renueva, visible, y todos pueden verlo: Rilke.
Sandy Garcia: Me parece que esta cerca del hospital de las muñecas rotas, a la vuelta de la calle del Olvido. Te sugiero preguntes en el barrio de las Sombras.
Según dicen los filólogos, los filósofos estructuralistas y otros sabios que en el mundo han sido, lo de hablar y pensar viene a ser una misma cosa, palabra y pensamiento son piezas del mismo mecanismo, funcionan juntas como un engranaje. Viendo pues la necesidad de operarios que reparen palabras, no me queda más que creer que lo del pensamiento también requiere apaños y arreglos. Buena falta hace.
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