lunes, 26 de septiembre de 2011
IGLESIAS DE PAGO
Es triste. Dice un vecino que le gustaba entrar y salir de las iglesias, pasearse por el interior, sentarse un rato a descansar, a contemplar la luz de las vidrieras, de los rosetones, o a escuchar el órgano y los cánticos de los feligreses. Ir de una iglesia a otra era un buen itinerario por el barrio gótico de Barcelona, donde había tantas iglesias vacías antes de la invasión (del turismo).
Es triste, pero ahora, a causa del negocio turístico e imitando a la Sagrada Familia (17 euros la entrada), también hay que pagar para entrar en algunas iglesias parroquiales del barrio: la iglesia del Pino, por ejemplo, 3 euros los mayores y 1 euro los niños, todo el día iglesia de pago, excepto una capillita, entrando a la derecha, para el rezo de los fieles amontonados. En la Catedral, también hay que pagar 5 euros al mediodía para entrar en el claustro, pero el resto del día la entrada es gratuita. Ofertas varias, pues, para visitantes y turistas accidentales.
Pero es triste: iglesias de pago para el extranjero, el nativo y el vagabundo, para esos extraviados que ya no saben dónde meterse durante el día, cuando hace frío y no se puede entrar al dormitorio de las sucursales bancarias.
El suplente del cronista
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