Desde un balcón, el caballo blanco observa cómo los turistas son desvalijados junto a la iglesia de Santa María del Mar, de Barcelona (iglesia que por cierto no es la Catedral del Mar, como indica un libro).
Un caballo blanco, perplejo, que está mirando cómo los bolsos, maletas y otras pertenencias cambian de mano con una facilidad y limpieza que asombraría a los prestamistas del mundo, que no son mancos en estos menesteres.
El suplente del cronista
Un caballo blanco, perplejo, que está mirando cómo los bolsos, maletas y otras pertenencias cambian de mano con una facilidad y limpieza que asombraría a los prestamistas del mundo, que no son mancos en estos menesteres.
El suplente del cronista
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