Matilda Sagan, Dibujo
Cuentan en el barrio que lo mataron las flores. Las flores marchitas, esas mismas flores que coleccionaba con verdadera pasión. También dicen por tiendas y bares que el coleccionista proclamaba su amor a las flores en dos frases: “Flores marchitas, las más bellas del día. Ramos marchitos, los más tristes de la noche.”
Iba a las floristerías y pedía siempre las flores marchitas del día, las más secas que tuvieran. Buscaba en las papeleras y por el suelo flores abandonadas, ramos marchitos de bodas. También iba a los cementerios en busca de ramos olvidados hace tiempo, o de flores mustias que ya nadie cuidaba, llenas de polvo y telarañas, con mosquitos muertos entre los pétalos. Y todo, flores, polvo, telarañas y mosquitos, todo se lo llevaba a su casa, de inmensas salas, habitaciones y corredores llenas de flores y ramos marchitos: encima de los muebles, dentro de los armarios, debajo de las camas y las sillas, ramos colgados de las paredes o flores cubriendo el suelo como una larga alfombra. Una alfombra de flores secas que siempre crujía a su paso, según explicaban algunos vecinos del piso de abajo, quejosos de no poder dormir a causa del ruido de la flores.
Con los balcones y las ventanas cerradas que no dejaban escapar el perfume de tanta flor seca, su casa olía a boda muerta, dicen, como un santuario de novios muertos.
Cuentan que precisamente fue esa falta de ventilación lo que con el tiempo acabó matándolo, asfixiado de tanto respirar de día y de noche flores llenas de polvo. Otros, más descreídos, no se creen la versión oficial de la muerte, y sospechan que el coleccionista fue asesinado por unas flores, dicen, por la irrupción de un ramo de rosas blancas y frescas que una vecina arrojó con mala intención al balcón de su casa, una vecina que luego se fue del barrio.
Lo cierto es que fueron encontradas una rosas blancas y frescas al lado de su cadáver, en una casa en que sólo habían entrado flores marchitas a lo largo de los años.
El suplente del cronista
No hay comentarios:
Publicar un comentario