Papelinas, cucuruchos de papel para castañas y boniatos, unos dentro de otros hacia arriba, ascendiendo a través del cristal, en la calle.
La parte oculta de la caseta de la castañera, que podemos ver si damos la vuelta y la descubrimos por detrás, donde no hay nadie, donde no habrá nadie mirando el tiempo perdido. Un tiempo perdido que estamos recuperando mediante ese encaje de cucuruchos de papel, vistos a través del cristal de una caseta o puesto de castañas. Tiempo, pues, recobrado, no perdido.
El suplente del cronista
La parte oculta de la caseta de la castañera, que podemos ver si damos la vuelta y la descubrimos por detrás, donde no hay nadie, donde no habrá nadie mirando el tiempo perdido. Un tiempo perdido que estamos recuperando mediante ese encaje de cucuruchos de papel, vistos a través del cristal de una caseta o puesto de castañas. Tiempo, pues, recobrado, no perdido.
El suplente del cronista
1 comentario:
Tal como están las cosas y las ciudades, cada vez será más difícil encontrar el tiempo perdido.
Publicar un comentario