Placa en el suelo de la Plaça Sant Jaume
En uno de sus aforismos, Canetti nos habla de alguien que le pide que, después de su muerte, no interrumpa la correspondencia escrita que iniciaron.
E incluso le manda dos direcciones para la futura correspondencia, pero no se nos dice si en esas dos direcciones hay alguna del propio personaje:
Él me pidió que continuara la correspondencia después de su muerte y me dio (por si acaso) dos direcciones.
(Libro de los muertos. Apuntes, 1942-1988,
Trad. Juan José del Solar, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2010)
2 comentarios:
Repito el comentario anterior:
¿Siempre habrá un destinatario y un recuerdo para el ausente?
Magnífico aforismo.
Desertora
¿Serían la del cuerpo y la del alma? El "por si acaso" obedece, probablemente, a la eterna duda.
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