domingo, 11 de enero de 2009

DIOS EN EL ESCAPARATE

De Chirico, El viaje inquietante

YouTube - Aretha Franklin - Don't Play That Song For Me


Un respeto, señoras y señores, un respeto, y a ver si sabemos un poco de lo que hablamos con tanta ligereza. Hay cuestiones que, por su propia naturaleza, no admiten la levedad de esas opiniones propias de bares, hostales y pensiones como ésta, la Ulises, y de paradas de autobús.
¿Acaso los profetas hebreos, los apóstoles cristianos y los místicos sufíes no hablan del mismo Amado y se matan entre ellos para apoderarse de su Nombre? Se trata, pues, de un asunto demasiado serio y a fin de elevar un tanto la abundancia del discurso leve, les cito a continuación un fragmento del libro que ahora mismo estoy leyendo en el autobús, línia del núm. 14:

Se podría vivir con los perfectos folletonistas, si no hubiesen puesto sus miras en la eternidad. Saben colocar valores ajenos, tienen en la mano todo lo que tienen en la cabeza, y son frecuentemente muy refinados. Cuando se quiere decorar un escaparate no se llama a un poeta lírico. Acaso fuera capaz de hacerlo, pero no lo hace. Sí que lo hace el escaparatista. Lo cual le proporciona su posición social que, con razón, le envidia el poeta lírico. También el escaparatista puede instalarse en la posteridad. Pero sólo si el lírico le hace un poema.


Karl Kraus, Sobre periodistas, estetas, políticos, psicólogos, estúpidos y eruditos

(trad. Jesús Aguirre, Taurus Ed., 1982)

Un escaparatista (con estudios de teología)


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