A.Ponce de León, Accidente
Si todos los poetas están satisfechos con sus lecturas públicas (aun quejándose de las cosas del corazón, estos líricos nunca aprenderán) y los narradores son felices relatando sus bellas conquistas y las maravillas de la vida familiar, si todos están tan contentos y felices de ser escribidores y de estar en medio de todas las fiestas, ¿qué sentido tiene escribir sobre lo otro, lo feo, lo doloroso, lo huérfano, lo que no resplandece en las bambalinas de la sociedad? -me pregunto después de haber quedado satisfecha con la cena y el galanteo de un joven poeta que lucha por dejar de ser inédito.
Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo..., y en caso de no ser así, en caso contrario, repito, reitero:
Próspero Año Nuevo y Navidad Feliz para todos los felices que escriben historias dichosas sobre bellas damas y atractivos caballeros que nunca dejan de ser felices, a toda hora, venga a cuento o no, sea Navidad o no, felices con fuerza de voluntad feliz. Un brindis, presto. Pues a no tardar vendrán otros poetas y narradores a amargarnos el dulce que nos hemos ganado tan a pulso. Aprovechemos, pues, la feliz ocasión, y brindemos antes de que un mal aire nos rompa la dichosa copa de fino cristal...
Salud, pardiez, digo, vale.
RR, una resentida lírico-social que no encontró la tumba de César Vallejo en Montparnasse
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