Federico Gallego Ripoll, Dibujo
Sobre el espíritu de la vanguardia en la actualidad, sobre el valor y la ambición estética de artistas y escritores:
¿No será que el compositor de música contemporánea ya da al público por perdido y por lo tanto no tiene miedo de experimentar?
¿No será que el pintor (no hablemos de los escultores, pobres), tiene el extravío del mercado en la mente que le solicita productos siempre novedosos (no frescos, de auténtica vanguardia), cuanto más extravagantes mejor, a subastar y vender anualmente?
Y en cuanto a narradores y poetas, ¿no será que muchos (seamos optimistas) quieren ser también modernos, de espíritu nuevo, vanguardista, partidarios de la ruptura, pero una directiva de agentes y editores les ha inculcado (seamos otra vez optimistas) que los lectores son idiotas, unos pobres diablos que no quieren leer más que fotonovelas y melodramas actualizados, obras como las que ellos deben y son capaces de escribir?
Acaso todo sea, en definitiva, un puro manicomio de las bellas artes y de las bellas letras. Como la sociedad misma. Pobres autores y pobres lectores...
Un Lector Depresivo fumigador de novelas premiadas (mi tarifa es de voluntariado)
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