miércoles, 8 de octubre de 2008

LA BATALLA DE LOS POETAS EN EL VIAJE DEL PARNASO






Por la falda del monte gateaba
una tropa poética, aspirando
a la cumbre, que bien guardada estaba.

Hacían hincapié de cuando en cuando,
y con hondas de estallo y con ballestas
iban libros enteros disparando.

No del plomo encendido las funestas
balas pudieran ser dañosas tanto,
ni al disparar pudieran ser más prestas.

Un libro mucho más duro que un canto
a Jusepe de Vargas dio en las sienes,
causándole terror, grima y espanto.

Gritó, y dijo a un soneto: -Tú, que vienes
de satírica pluma disparado,
¿por qué el infame curso no detienes?-

(...)

En esto, del tamaño de un breviario
volando un libro por el aire vino,
de prosa y verso, que arrojó el contrario.

De verso y prosa el puro desatino
nos dio a entender que de Arbolanches eran
las Habidas pesadas de contino.

Unas Rimas llegaron que pudieran
desbaratar el escuadrón cristiano
si acaso vez segunda se imprimieran.

(...)

Silbando recio y desgarrando el aire,
otro libro llegó de Rimas solas,
hechas al parecer como al desgaire.

Viólas Apolo, y dijo, cuando viólas:
-Dios perdone a su autor, y a mí me guarde
de algunas Rimas sueltas españolas.

(...)

Y cual si fuera de una culebrina,
disparó de sus manos su librazo,
que fue de nuestro campo la ruina.

Al buen Tomás Gracián mancó de un brazo,
a Medinilla derribó una muela
y le llevó de un muslo un gran pedazo.

Una despierta nuestra centinela
gritó: -¡Todos abajen la cabeza,
que dispara el contrario otra novela!-

Dos pelearon una larga pieza,
y el uno al otro con instancia loca,
de un envión, con arte y con destreza,

seis seguidillas le encajó en la boca,
con que le hizo vomitar el alma,
que salió libre de su estrecha roca.

(...)

Tan mezclados están, que no hay quien pueda
discernir cuál es malo o cuál es bueno,
cuál es garcilasista o timoneda.

Miguel de Cervantes, Viaje del Parnaso, cap. VII

(Imagen: Hazlo tú mismo, Andy Warhol)

AT

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