domingo, 8 de marzo de 2009

CUESTIÓN DE IDENTIDAD























Estoy de acuerdo con "Cacho de Pan" (un cacho de pan, un buen corazón, aliñado a veces con unas ralladuras de limón, según nos dice él mismo en su último comentario), aunque pienso que se muestra demasiado condescendiente con las explicaciones que nos ha dado "AT" para justificar su necesidad, dice, de "otras voces". No podemos esconder nuestra identidad mediante anónimos, heterónimos, alias y demás.

Debemos ser "ortónimos", es decir, firmar los escritos con nuestro propio nombre. Ser "heterónimo" (falsa identidad creada por uno mismo, con obras y biografía totalmente inventadas, como hicieron Fernando Pessoa y Antonio Machado) tiene sus riesgos en el espacio de un blog: nunca sabes con quién estás hablando, y es como si dialogaras con una pared blanca o negra (aquí el color no importa), en el vacío del nombre, con un interlocutor siempre ausente. Con el "tercer hombre", con el "hombre invisible" o con "la mujer que nunca existió", en la noche, cuando todos los gatos son pardos, y el Conde Drácula vuelve a su casa tan solitario como siempre, con otro fracaso más en su búsqueda de sangre fresca por callejones y tabernas. Otros tiempos, otros consumos. Perdonen, me he puesto lírico tocando la palabra como si fuera guitarra, y cantando: "No te pongas estupendo", le dice Don Latino a Max Estrella en la calle del Gato, bajo las luces bohemias de la ciudad.

Y vigilemos con Ligeia, la novia cadáver de Allan Poe, cuyo simulacro de vida, de falsa identidad, puede dar con nuestro huesos en la cripta del cementerio, resolviéndonos en polvo.

JG, el guitarrista de la noche

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