miércoles, 30 de junio de 2021

OTRA CLASE DE LIMOSNA

 Foto: J.X.

Sentado en el suelo de una calle, no pedía limosna de monedas, sino una caridad de alma sobrante, un fragmento de alma recién abandonada en el bosque, lavada por la lluvia.

Un trozo de alma nueva o de segunda mano, pero limpia, que pudiera sostenerse al lado del corazón, substituyendo a su alma agujereada. Los coletazos de la tristeza lo habían despeñado por el abismo, chocando el alma con rocas punzantes que la habían dejado maltrecha y agujereada por todas partes.

(Idealizan los menos fatalistas que, parece ascender, primero hay que caer, el alma debe aprender a caer y a levantarse.)

Pero no había manera de conseguir un sobrante, una caridad, una limosna de alma lavada y regenerada por la lluvia de los bosques, que se ajustara al lado de su corazón, tan gastado por las calles y maldiciones de la ciudad.

lunes, 28 de junio de 2021

UNA EXTRAÑA MALDICIÓN

Foto: J.X.

Una extraña maldición lo devoraba, se lo comía vivo en un banquete nocturno interminable, con los miembros expuestos y cortados sobre una larga mesa, cuyo mantel, empapado en sangre, goteaba día y noche, desde la infancia.

Las gotas de sangre, al caer al suelo, repetían una y otra vez el sonido de una frase, siempre la misma: Donde un día te esperaban, ya no te espera nadie.

sábado, 26 de junio de 2021

UN ESCALOFRÍO CADA NOCHE

 Foto: J.X.

Un escalofrío recorre la espalda del mundo, rezaba cada noche, antes de acostarse, con el alma magullada.

Su alma se agazapaba donde podía. Se agarraba a un clavo ardiendo. Pero el clavo se rompió por la mitad.

El alma, agazapada, recibió un golpe de hierro al rojo vivo.

Todo se desmoronaba, hecho ceniza.

Amores muertos clavados en la esquinas.

Con un ramo de flores marchitas acudió a la última cita.

Alrededor, todo era estremecimiento, escalofrío.

viernes, 25 de junio de 2021

A SU PESAR

 Foto: J.X.

Un enamorado vagabundo preguntaba a los desconocidos: “Si una noche me arrojara a las aguas del puerto y alguien me salvara, ¿quién me prestaría ropa seca para seguir vagabundeando?”

Le preocupaba esto, y también no disponer de un bolso adecuado de viaje por si un día habían de trasladarlo al Hospital. Aunque tampoco tenía a nadie que pudiera guardarle el bolso, en caso de necesidad.

Nunca celebraba los aniversarios, ni mucho menos los cumpleaños. Nació a su pesar, decía.

Y vivió a su pesar.

Estuvo bien considerado en su trabajo, y fue premiado, pero se enamoró demasiado y las cosas se torcieron: la belleza se transformó en una máscara de muerte. Se lo había jugado todo a una carta y perdió. Dejó el trabajo. Había fracasado en el amor, pero seguía enamorado, a su pesar.

La realidad le castigó con dureza. Malvivió y se extravió a su pesar.

Murió en la calle, no a su pesar, sino a gusto y agradecido por haber llegado al final del pesar, lejos del puerto y con la ropa seca, pero sin el bolso.

Nadie lo encontró a faltar, ni a él ni al bolso, y descansó.

jueves, 24 de junio de 2021

TENTACIÓN

Foto: J.X.

Colgando de un hilo, cortejaba a la muerte.

De varias formas cortejaba a la muerte.

Una de ellas, pasear al borde de los acantilados, por donde a veces se arrojaban los enamorados ensangrentados por la vida. Miraba al vacío, lo miraba hasta el fondo, con una extraña sonrisa, entre irónica y triste, cómplice del desastre amoroso que sepultaban aquellas piedras del vacío, recubiertas de musgo y flores marchitas.

Otra forma de cortejar a la muerte era adentrarse en el mar y cerrar los ojos. Pero siempre regresaba a la playa, aunque apenas sabía nadar. Flotaba en el agua y se movía como un desecho de cloaca, o como el pecio astillado de un naufragio, o como un amor recién muerto, que las olas devolvían una y otra vez a la playa, por si alguien lo esperaba, como si fuera un ramo de flores con ceniza, mal incinerado.

lunes, 21 de junio de 2021

BIOGRAFÍA BREVE DEL DOLOR

Foto: J.X. 

Acostumbrado a repeler sombras y zancadillas en cada esquina, la realidad, sin embargo, se le escabulle, y, una calle más allá, ya le ataca a traición por la espalda, con golpes letales en el corazón.

Contar todo lo demás con más detalle, todo lo que sucede después de los golpes, ya sería un relato que aquí no es necesario. El dolor, en estos casos, requiere pocas o ninguna palabra, brevedad de exclamación, quejido que anuncia un resto de naufragio, un silencio de muerte.


sábado, 19 de junio de 2021

A RASTRAS

 Foto: J.X.

(Texto basado en la historia de un vagabundo que decía que era un cuerpo sin alma desde que alguien murió a su lado y se la arrebató.)

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A trompicones, un alma avanza por el sendero de un bosque. Arrastra la pierna rota de un cuerpo.

Otras almas van y vienen por el mismo sendero, pero no tiran ya de miembros rotos de ningún cuerpo.

Se acercan al alma arrastradora y la ayudan a tirar de aquel resto humano, de la pierna rota de un cuerpo. Hacen lo que pueden.

No hablan. Algunas lloran mientras arrastran. Todas disimulan un agujero mal cosido.

A rastras, aquel resto humano levanta polvo del sendero. Un reguero de desconsuelo se encharca al caer la última sangre sobre el polvo.

lunes, 14 de junio de 2021

LA PERSIANA DEL BALCÓN

 Foto: J.X.

Tenía miedo a todo.

Antes, en verano, bajaba la persiana sobre la barandilla del balcón, como si fuera una cortina, para defenderse del sol y proyectar sombra entre las plantas y flores, y separarse de los vecinos de enfrente. Pero ya no lo hacía. Le obsesionaba que la persiana se cayera balcón abajo y matara a alguien. Temía los siniestros y accidentes domésticos.

Temía no saber irse de este mundo. Una vez le comentó a un amigo íntimo uno de sus sueños: soñaba que desaparecía una noche de verbena, adentrándose en el mar, vestido (zapatos y calcetines en la arena, con una nota de despedida dentro de un zapato), como si él también participara en la fiesta nocturna de los humanos en la playa, que gritaban y saltaban como locos, ignorando que representaban la danza de la muerte que él necesitaba aquella noche como ceremonia para desaparecer en el mar. Pero era un sueño, y él temía no saber irse de este mundo.

Temía al amor, a la soledad, al dolor, a la vida. Temía a la gente, que te traiciona a la menor ocasión, y a la sociedad, que te anima cuando eres niño, para rechazarte luego e introducirte, vapuleado y humillado,  a su entramado de prostitución, hasta que te destruye por inservible, inútil, como un producto caducado de carne embuchada.  

Tenía miedo de todo, de todo, excepto de la muerte.

Por lo tanto, se dijo un día, cierra la boca y cállate. No abras la boca, no te lamentes más, no hables más, y cállate. Como si ya estuvieras en el dominio callado de la muerte. En su silencio.

Como una persiana desvencijada, abandonada entre macetas rotas y flores que han sido golpeadas en la caída de la persiana a la calle.


domingo, 13 de junio de 2021

UNA LEYENDA

Foto: J.X.

Desde que le contaron la leyenda de las novias muertas (que se comunicaban, a través de las flores del bosque, con los novios viudos que todavía las cortejaban desde la vida), buscaba la colaboración de la flores silvestres como mediación para comunicarse con los amores muertos.

Decía esta leyenda que las flores silvestres, mediante las raíces, podían rastrear el camino subterráneo por donde transitaba la tristeza coja de un amor difunto. Era la tristeza coja de aquellas novias muertas cuyo amor había dejado de vivir en este mundo.

Y él iba de un bosque a otro, en busca esas flores que le comunicaran con la tristeza coja de los amores muertos.

viernes, 11 de junio de 2021

CUESTIÓN DE TALLAS

Entró en la tienda de ropa y pidió una talla de camisa y de pantalón que se adaptara a la talla de su alma, pues la del cuerpo variaba a capricho de la del alma. Ahora ambas se encogían cada vez más, como una prenda de algodón mal lavada, explicó.

Mientras se probaba tallas diferentes de camisas y pantalones, se preguntó, dudando: ¿encoge una prenda de algodón mal lavada?

Todas las tallas le venían grandes. Sin asombrarse (las dependientas de aquella tienda estaban acostumbradas a cualquier rareza o deformidad de los clientes), le recomendaron una talla mínima.

Acabó adquiriendo una talla infantil.

Salió de la tienda sintiéndose como aquel niño delgadito de su infancia. Pero él sabía que no sólo estaba delgado: estaba consumido por los extravíos del alma. Ni infancia, ni pureza, ni delgadez. Con la senda perdida, extraviado en la oscuridad palpaba cristales rotos que le cortaban el cuerpo y el alma, reduciéndolos.

Otra vez estrenaba una talla infantil, pero ahora sin aquella inocencia. Desangrándose entre cristales rotos.


jueves, 10 de junio de 2021

LA MIRADA

Mira lo que ella miraba, pero él no ve lo que está mirando. Ni lo que ella veía.

Mira sin mirar, sin ver.

Lo que mira, se mueve, está vivo (unos peces en el estanque de un jardín), pero lo que realmente ve no está ahí, ha muerto.

Tiene la mirada muerta sobre algo que vive y se mueve. Resiste y sigue mirando, pese a la muerte que nubla su mirada y no le deja ver.

Todo es transfiguración y ausencia, que hacen juegos de manos con el estanque y los peces.

Hay sombras que sangran en una pared del jardín. La muerte viene de una grieta, que se derrama y se apodera de su alma.

lunes, 7 de junio de 2021

RECUERDA

Foto: J.X.

No tengas miedo de recordar, no temas a los recuerdos.

Escoge uno al azar. Disecciónalo, ábrelo por la mitad, o, haciéndole una cruz, divídelo en cuatro partes.

Deja que el resto menos dañado del alma lo recubra y succione el veneno que alguna de las cuatro partes pueda contener.

Porque hay recuerdos tan cargados de vida que, por culpa de una muerte, pueden transformarse en virulentos, en punzantes, al evocarlos, o por una imagen inesperada al abrir un cajón o un armario.

Sanada la parte envenenada del recuerdo, no temas volver a recordarlo.

Mientras te quede un resto de alma, podrás ir sanando las partes envenenadas de los recuerdos.

domingo, 6 de junio de 2021

TARJETA POSTAL

 Foto: J.X.


Desde el bosque de los espíritus le llega un sobre con una tarjeta postal: es la fotografía de un prado con amapolas, árboles al fondo y un cielo blanco.

Quien firma la postal es el espíritu que, al menor descuido, resbala con las flores.

Los espíritus carecen de peso, se dirá. Pero este espíritu, en su vida mundana, ya temía pisar las flores, y cuando pasaba cerca de algunas en el campo, o las veía arrojadas al suelo bajo una papelera, resbalaba hacia el otro lado por temor a un descuido y pisarlas. Y desde entonces, aunque ahora no se mueva pisando el suelo, sigue resbalando hacia el otro lado cuando pasa al lado de unas flores. De ahí que se le conozca en el bosque como el espíritu que resbala con las flores.

Es este espíritu quien le recuerda que hace unos días que no se cita con la novia muerta, y todos, allá, espíritus, novias y novios muertos, encuentran a faltar su pequeño ramo de las dos flores. Y le dice que no debe sentir la partida de ella como un abandono. Si ella, que había sido tan vital, quería morir, no era por despecho, ni por las desviaciones y caídas en el largo camino de perdición, ni para dejarlo solo en medio de la furia y la locura de este mundo, sino porque ella ya no estaba en condiciones de poder vivir con un mínimo de esperanza.

Él le responde con una nota muy breve anunciándole que pronto les hará una visita (prefiere no comentar nada sobre el abandono). El problema, dice, es que hay días que le avergüenza salir a la calle con el cuerpo tan enlutado por las sombras que se desgajan del alma.


viernes, 4 de junio de 2021

EL PESO

 Foto: J.X.

Demasiado tarde para hablar, demasiado tarde para confesar, demasiado tarde para amar.

No era creyente, ni confiaba en las palabras, ni creía en la justicia humana.

Demasiado tarde para todo.

Demasiado tarde para hablar, repetía.

Ya no había nadie cerca, nadie en quien confiar. Nada que decir, más allá de las cuatro o cinco palabras de cortesía que intercambiaba haciendo un esfuerzo.

No sabemos qué es lo que debía confesar, lo que quería hablar.

Tanto silencio era un peso insoportable.

Sin abrir más el corazón ni la boca, murió solo, en el silencio frío de una habitación de Hospital.

Todas las palabras pendientes y las flores marchitas derramaron una lágrima por él al caer juntos en el abismo. No había nadie más allí cerca.


jueves, 3 de junio de 2021

UN VÍA CRUCIS CALLEJERO

 Foto: J.X.

Iba siempre demasiado abrigado, como si así tratara de ocultar mejor sus heridas. Al no mostrarlas en público, en carne viva, se sentía más seguro para salir a la calle y comenzar de nuevo a pedir perdón.

Tanto en la calle como en las tiendas y bares que frecuentaba, pedía perdón a menudo, de repente, sin venir a cuento.

Rogaba a conocidos y desconocidos que le perdonaran por lo que había hecho. Sin embargo, nadie sabía qué era lo que había hecho. Unos lo miraban con estupefacción. Otros, que ya lo conocían del barrio, no le hacían el menor caso y sonreían. Él, a su vez, había perdido la memoria de lo sucedido y era incapaz de explicarlo.

Pero, fuera lo que fuese lo ocurrido y que él ya no recordaba, seguía pidiendo perdón merodeando por las calles y entrando a bares y tiendas, dirigiéndose a conocidos y desconocidos.

Por favor, perdónenme”, suplicaba, bajando la cabeza, como si fuera un extraño que se pone a la cola de un Vía Crucis callejero.


miércoles, 2 de junio de 2021

PREGUNTAS

Foto: J.X.

¿Quién da más trabajo, el cuerpo o el alma?, me pregunta.

Antes de que yo pueda dar una respuesta (tampoco sé muy bien qué decir), él mismo se responde: ambos, primero cada uno por su cuenta y luego a la par, dan un trabajo descomunal. Cuando no es el cuerpo quien se descarría en la vida cotidiana y funciona mal, es el alma la que va a destajo, como enloquecida, desenmascarando culpas y penas de los extravíos, en un intento sobrehumano por reconciliarse con la bondad y la belleza, con la inocencia y con la infancia perdidas.

Pedimos una cerveza, y añade: Cuando el cuerpo (la energía física) es asaltado por la voracidad del abismo y cae profundamente herido, también el alma es sometida y arrastrada a hundirse en la profundidad de las heridas.

Lo mismo ocurre al revés: Cuando el alma (la energía espiritual) cae la primera, malherida de amor, o medio muerta por las agresiones de la realidad, también arrastra consigo al cuerpo, y éste se desparrama ensangrentado por la tierra. Uno arrastra al otro, sea cual sea el primero en caer, en ser crucificado.

¿De esa lucha a vida o muerte, pueden surgir las ganas de vivir o las ganas de morirse de una vez por todas?

¿Crees que algo puede sobrevivir a tanta destrucción?, ésta es la última pregunta -añade al final.

Y en silencio, sin más preguntas ni respuestas, apuramos el cáliz de la cerveza, como una expiación.


martes, 1 de junio de 2021

UNA BUFANDA PARA EL VAGABUNDO

Foto: J.X. 

Por favor, una bufanda para la boca y el alma, pedía el vagabundo.

Prefería el invierno y abrigarse de arriba abajo.

Abrigar bien todo el cuerpo, sin olvidar capucha y bufanda. Ésta, la bufanda, cubriendo el cuello y la boca, es fundamental para el cuerpo y para no dejar que la miseria de dentro se transparente, decía.

La boca bien tapada para no resfriarse, como le decía su madre al salir del cine los sábados de invierno. Qué tardes de película, de ilusión.

Han pasado los años, y ahora en su vida no hay películas ni ilusión. Pero igualmente hay que taparse la boca, cerrarla bien y hablar lo menos posible. Mantener boca y alma cerradas bajo los pliegues de una bufanda, al abrigo del mal tiempo y de las miradas. 

Como la fantasía de un invernadero donde no se marchitaran nunca las flores de las novias muertas -imaginaba recordando sus días de joven poeta enamorado.

El problema es siempre en verano, cuando no hay modo de taparse la boca sin que la gente se escandalice. Ignoran que el calor y la boca abierta profanan los sueños, decía.

Por favor, una bufanda para la boca y el alma, pedía el vagabundo.