viernes, 11 de junio de 2021

CUESTIÓN DE TALLAS

Entró en la tienda de ropa y pidió una talla de camisa y de pantalón que se adaptara a la talla de su alma, pues la del cuerpo variaba a capricho de la del alma. Ahora ambas se encogían cada vez más, como una prenda de algodón mal lavada, explicó.

Mientras se probaba tallas diferentes de camisas y pantalones, se preguntó, dudando: ¿encoge una prenda de algodón mal lavada?

Todas las tallas le venían grandes. Sin asombrarse (las dependientas de aquella tienda estaban acostumbradas a cualquier rareza o deformidad de los clientes), le recomendaron una talla mínima.

Acabó adquiriendo una talla infantil.

Salió de la tienda sintiéndose como aquel niño delgadito de su infancia. Pero él sabía que no sólo estaba delgado: estaba consumido por los extravíos del alma. Ni infancia, ni pureza, ni delgadez. Con la senda perdida, extraviado en la oscuridad palpaba cristales rotos que le cortaban el cuerpo y el alma, reduciéndolos.

Otra vez estrenaba una talla infantil, pero ahora sin aquella inocencia. Desangrándose entre cristales rotos.


2 comentarios:

  1. Comentario de "Insurrecta":

    No me imagino las tallas infantiles en cuerpos de adultos, con sus decadencias musculares, sus miradas sin brillo, su piel arrugada, sus voces apagadas y jugando al escondite con los espíritus. Estas tallas sí se prestan a juegos infantiles, a ingenuidades, a travesuras..., claro que, si no hay más remedio, tendremos que llevarnos de la tienda una talla infantil.

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  2. Comentario de Maria Rosa Compta:

    Amb els anys el nostre cos perd massa, però no podrà mai més equipararse al d'un infant. Ni al seu esperit. Per això crec que convé mirar endevant i viure cada moment segons va arrivant, treient-li el màxim de profit possible.

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