martes, 1 de junio de 2021

UNA BUFANDA PARA EL VAGABUNDO

Foto: J.X. 

Por favor, una bufanda para la boca y el alma, pedía el vagabundo.

Prefería el invierno y abrigarse de arriba abajo.

Abrigar bien todo el cuerpo, sin olvidar capucha y bufanda. Ésta, la bufanda, cubriendo el cuello y la boca, es fundamental para el cuerpo y para no dejar que la miseria de dentro se transparente, decía.

La boca bien tapada para no resfriarse, como le decía su madre al salir del cine los sábados de invierno. Qué tardes de película, de ilusión.

Han pasado los años, y ahora en su vida no hay películas ni ilusión. Pero igualmente hay que taparse la boca, cerrarla bien y hablar lo menos posible. Mantener boca y alma cerradas bajo los pliegues de una bufanda, al abrigo del mal tiempo y de las miradas. 

Como la fantasía de un invernadero donde no se marchitaran nunca las flores de las novias muertas -imaginaba recordando sus días de joven poeta enamorado.

El problema es siempre en verano, cuando no hay modo de taparse la boca sin que la gente se escandalice. Ignoran que el calor y la boca abierta profanan los sueños, decía.

Por favor, una bufanda para la boca y el alma, pedía el vagabundo.


2 comentarios:

  1. Comentario de joségarvimoreras:

    Yo de mi juventud no quiero saber nada ni del frío tampoco, pero coincido contigo en las tardes de cine los sábados con dos sesiones.
    Yo creo que nuestro mundo cambió entrada la década de los años 60 y este país también.
    Nos quedamos sin faroleros, sin el caballo y la trompeta del basurero, ni el sereno.
    Y ahora lo que se ha perdido ni te lo cuento.
    A quién le cuentas la ilusión de tener en las manos un tebeo y encima un almanaque de navidad.
    A quién le cuentas la ilusión de ver en el colmado un Papa Noel pegado en la vitrina junto a una barra de turrón.
    Yo me quedo con mi infancia como quien en un incendio salva lo de más valor.

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  2. Comentario de "Lectora corriente":


    A veces no taparse la boca con una bufanda y escandalizar a la gente es bueno. Abre el alma y el corazón poder compartir cuánto y cómo se está sufriendo. Hacerles llegar nuestra tristeza, aunque pasemos un poco de frío para pronunciar esas palabras, ya casi olvidadas, de poeta enamorado y pensar que las novias muertas entenderán nuestro lenguaje. Es un bálsamo en cualquier estación del año

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