"¿Los
premios se dan a favor de..., o en contra de...?", me preguntaba
ayer mi madre, a la hora de cenar, comenta la hija de la
bibliotecaria.
Sería
una pregunta retórica, ¿no? ¿Qué respondiste o respondió tu
madre?, interroga la fiscal del barrio.
Bueno, le dije que no entendía la pregunta, cuando, de pronto, sale otra vez
Obama en la pantalla anunciando que volverá si Trump se porta mal como sheriff, y ya no hablamos más del tema, contesta la hija de la
bibliotecaria.
A
mí me parece que tu madre quería decir que los premios, culturales,
políticos, honoríficos, remunerados, nacionales, locales o lo que
sea, se dan más en contra de unos posibles premiables que a favor de
los propios premiados..., a veces, claro, no siempre es así, explica
y duda el poeta romántico del barrio, que, de premios dados y no dados, sabe
un rato largo, añade, rimando.
Interviene
la cuñada del dentista recordando que al cantante Raimon le dieron
aquí, en el año de la famosa consulta, un premio honorífico, y
que al día siguiente va y declara en un periódico que él, como
valenciano, no puede ser independentista catalán ¡fue buenísimo!,
indica la cuñada del dentista, riendo.
También
dijo que está favor del derecho a decidir y de los referéndums, lo
recuerdo muy bien, replica la hermana del informático.
“No
se meta en este fregado, / que acabará escaldado”, cantaba mi
abuela, recuerda el politólogo.
Con
estos fríos, nada mejor que hervir un buen caldo, bromea la nieta
del anarquista.
Caldo
a la catalana, de pollo o gallina, introduzca nabo, ajo puerro,
chirivía, zanahoria, pelota (carne enharinada, sal y pimienta, miga de
pan mojada con leche, rompa un huevo y todo bien amasado con la yema, añadiendo luego la pasta (galets, fideos) y butifarra
negra, si uno quiere, manteniendo el hervor a fuego lento un par de
horas, recomienda el humorista.
¡Siempre
con la butifarra, el huevo roto y el desacato en la punta de la
lengua!, exclama la fiscal del barrio.
Vamos,
que unos y otros no se tienen el cariño que debieran, como ha declarado Susana Díaz sobre el PSOE, dice la vidente del barrio.
¡Atención,
atención, cuidado con los enchufes, digo, con enchufar lavadoras y
calefacciones, que la electricidad anda disparada!, advierte la dueña
del bar.
Jo
pos per testimoni les gavines (Y pongo por testigo a las
gaviotas), de Carme Riera, tengo un ejemplar en la tienda, informa la
librera del barrio.