Foto: J.X.
Vueltas y más vueltas alrededor de la ausencia, que provoca, desde la distancia devoradora de sus cuervos, otra clase de vueltas.Vueltas de tuerca de la desolación en el cuerpo y el alma. La tuerca aprieta y aprieta el tornillo puntiagudo, que ya traspasa la piel, horada la carne, perfora el hueso, y se atornilla más y más, hasta tocar una parte del alma, a la que también agujerea. Ignoramos cuál de los dos, si el cuerpo o el alma, está más atornillado, más acabado, mordiendo el polvo de los callejones solitarios, cada día, laborables y fiestas.
Hasta el estrangulamiento liberador de la última vuelta.
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