Sale a la calle, enciende las cuatro o cinco últimas cerillas, enciende los tres últimos poemas o la última frase de un cuento, pero al doblar una esquina, de súbito, una corriente de aire frío apaga las cerillas y los poemas y todo se vuelve ceniza. Pero es una ceniza encendida, que arde en las manos de quien la toca, aunque llueva.
El suplente del cronista
Cerillas, poemas, dibujos, todo se resolverá en polvo, como decía Lope de Vega en un soneto.
ResponderEliminarCuando tienes cerillas no las necesitas, cuando las necesitas no las tienes.
ResponderEliminarEl soneto citado es del Licenciado Tomé de Burguillos, y no mío. Que cada uno cargue con sus sonetos y haga de su capa un sayo.
ResponderEliminarAndar de capa caída.
ResponderEliminarPresumen de sonetos y hacen de capa rota.
ResponderEliminarcapa rota.
ResponderEliminar1. f. coloq. Persona que se envía disimuladamente para algún negocio de consideración.
Dicc. RAE