Fotografía: Beneyto, Dibujos
Hay espías y espías. Hay quien espía a los vecinos. También tenemos al espía de parques y jardines, el que espía a los novios, a los amantes: espionaje de solitarios. Y el espía político, el doble espía, el topo. Hay quien espía para matar, otro lo hace por soledad. Hay quien espía para buscar lo desconocido. Espiar para escribir o para imitar a los que aman, por ejemplo: los poetas, que también son espías, pero son esos espías que llevan un ramo marchito y una bolsita de palabras que suenan al moverse, pero al cruzar una calle tropiezan, las palabras se desparraman y sólo queda el ramo marchito en la mano del espía.
"Una espía en la casa del amor", decía Anaïs Nin. Y la escalera, rota.
El suplente del cronista
Estupenda serie de dibujos de Beneyto, nuestro surrealista.
ResponderEliminarBeneyto, más que surrealista, postista, o surrealismo a la española, como Buñuel, o el "movimiento pánico" de Arrabal, Topor y otros.
ResponderEliminarCon sus dibujos quedan muy bien "personificadas" las idas y venidas del espía del ramo marchito.
Éste en un libro surreal, pero también realista, poético, aunque se mueve en otra realidad, como la obra de Beneyto.
ResponderEliminarSiempre he sospechado que Beneyto y T., en unos sótanos del barrio gótico de Barcelona, tienen montada una agencia de espionaje y contraespionaje, con más de un topo en nuestra sociedad cultural, pobre y recortada. Cuidado, pueden ser peligrosos tanto de día como de noche.
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