DE ANARQUISTAS DESAHUCIADOS, MEDUSAS, ARTISTAS Y POETAS

Caravaggio, La cabeza de Medusa

Esta mañana, en el bar, la nieta del anarquista del barrio dice que su abuelo está muy enfadado con los grandes sindicatos, especialmente con CC.OO, que ha hecho expulsar a los de la CGT de una de las plantas del edificio de sindicatos, en la Vía Layetana, de Barcelona, donde estaban ubicados desde hacía 21 años, y ahora los han dejado tirados en la calle. Los peces grandes se comen a los pequeños, como siempre.
Ya lo sabemos, en todas partes cuecen habas, da igual si eres anarquista, socialista, comunista, conservador o católico, en todas partes cuecen habas y en mi casa a calderadas, dice el sobrino del tapicero.
Con este frío, ni habas tendremos, dice el cocinero de un restaurante casero.
Esto del sindicato anarquista y sus oficinas ya se parece al caso de las hipotecas bancarias, comenta la dueña del bar.
Pero en este caso son los gobiernos quienes deciden el desahucio y la entrega de toda la casa al otro vecino (que se reclama propietario absoluto desde antes de la guerra civil), dice un miembro de la asociación de vecinos.
Ya ni los sindicalistas saben convivir ni ser tolerantes, opina el teólogo progresista del barrio.
Por lo menos, entre los artistas y poetas el pez grande no se come al chico, dice la hermana del electricista, lectora de antologías de poesía clásica y moderna.
Esto lo dirá Ud, responde el poeta romántico del barrio, quien afirma tener más de una mordedura de otro pez (o poeta).
Ud. siempre con sus bromas líricas, animándonos las primeras horas de la mañana, comenta la dueña del bar.
Sí, sí, animación y bromas, ya verán, dice el poeta romántico, cuando no haga frío y llevemos manga corta nos mostrará una cicatriz, la dentellada de un mal pez, un tiburón poético que le tatuó el antebrazo, y se lo señala mientras apura el carajillo de ron.
La hermana del electricista, la lectora de poesía, añade que no debemos ser injustos, ya sabemos que siempre habrá políticos, artistas y poetas voraces, peligrosos, pero hay otros que no lo son tanto e incluso los hay de escamas delicadas.
Exacto, dice la nieta del anarquista, aunque, si no vigilas, hay algunos peces raros cuyo roce te puede producir alergia de por vida, como es el caso del poeta-medusa que tanto abunda en nuestras playas.

El suplente del cronista