Foto: J.X.
“Soy
menos que nada”, decía recordando una vieja canción, una
ranchera.
“Menos
que nada, sin ella, sin ti, soy menos que nada”, decía en la barra
del bar, o cantaba otros versos de la misma canción modificándolos
según el día, según la tristeza del día, explicaba él.
De pronto, cambiaba de
palabras y se despedía a toda prisa. No disponía de más tiempo.
Tenía una cita con la muerte, “que no admite excusas ni
exculpaciones, y me azota con ramas de zarza”, añadía, y
afirmando con la cabeza nos leía una nota, siempre la misma:
“Arbusto
de la familia de las rosáceas, espinoso, con tallos sarmentosos de
cuatro a cinco metros de largo, con aguijones fuertes y con forma de
gancho, de color verde oscuro y flores blancas o rosadas en racimos
cuyo fruto es la zarzamora.”
Y
salía corriendo del bar.