Foto: J.X.
Abre
la ventana y ve entre las macetas de flores un trozo de papel, muy
apretujado, como una bola arrugada, con algunas puntas quemadas.
Contiene un mensaje que dice: “Hola, un saludo, piensa en mí, te
quiere...”
(Lo que nadie sabe es que él mismo es quien se envía estos mensajes, que deja en la ventana cada noche. También se envía correos desde el móvil de la novia muerta, que conserva y mantiene actualizado, para recibir cartas breves de amor y saludos cariñosos de parte de ella.
Como si esos trozos de papel en la ventana y los mensajes del móvil fueran flores abiertas cuyo perfume se expandiera entre la vida y la muerte, y reavivara así aquel amor muerto oficialmente.
Lo que no sabremos nunca es por qué algunas puntas de aquellos trozos de papel están quemadas. ¿Las quema él mismo? ¿Tal vez el sello de un espíritu nocturno? ¿O una ofrenda?)
Este relato parece que quiere darnos pistas sobre cómo acabar y descubrir el misterio de las puntas quemadas, de los mensajes de amor marchitos como los ramos... Seguramente, sea cual sea la solución, será sin dejar de sentir ese amor infinito que nos lleva a pensar cómo solucionará el amante el dolor de la ausencia.
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