Foto: J.X.
Se arrodillaba.
Iba a una iglesia y se arrodillaba.
No sabía por qué. No era creyente, no tenía fe, pero se arrodillaba, sin un porqué.
Algunos decían que se arrodillaba por desesperación. Nada más.
Se arrodillaba.
Sin esperanza, caía de rodillas.
Era eso: caer de rodillas,
mientras a su alrededor ardían las últimas flores.
ResponderEliminarCaer de rodillas, arrodillarse ante alguien o algo, es un gesto de adoración que solo se dedica a quien uno considera digno de recibirlo. Solo así se puede llegar a entender por que nos encontramos de rodillas ante alguien o algo.
Mireia Puertas
ResponderEliminarIsabel Mercadé
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