miércoles, 26 de mayo de 2021

LA SOMBRA DE LAS PALABRAS

Foto: J.X. 

Hay palabras que tienen su sombra, su propio silencio.

¿Qué se esconde tras la sombra, enmascarándose y ensombreciendo las palabras?

¿Qué huye del sonido y se oculta en la sombra, en el interior del silencio de las palabras?

Lo indecible, lo impronunciable, aquello que no puede decirse.

La soledad. Esto que no puede nombrarse constituye la soledad, el aislamiento en que pervive lo más íntimo. Las palabras solitarias.

¿Y si nos arriesgamos a decirlas? ¿Cruzar las sombras y atravesar los silencios, y decirlo todo, sin sombras ni silencios en las palabras?

El peligro será el castigo a que pueden someterte las otras palabras, aquellas que se sienten deslumbradas y escandalizadas por tanta desnudez. Las palabras corrientes, las que se dicen.

Para esquivar este peligro, la palabra permanece en la sombra, como si estuviera encubierta o encarcelada. Como un sonido delincuente que no puede hablar, que no puede confesar, y se hace sombra, silencio.

Junto a la sombra de esta palabra, que no puede ser libre y decirse, no hay otra palabra, ni otro silencio, sino el perfume de una flor marchita que embruja a las otras palabras, a las palabras corrientes, y desaparecen en la sombra.

Toda la tristeza, toda la desolación de una vida cabe en la sombra de una de esas palabras.

Hasta que mueren en la propia sombra, desconocidas.


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