Foto: J.X.
Cuentan
en el barrio que ella se fue, le abandonó, mientras él buscaba una
habitación de hotel, hostal o pensión, para estar más cerca de
donde ella estaba.
En
los bares y tiendas de aquel barrio le dijeron que no sabían de
ninguna habitación de alquiler, y añadieron que aquel barrio no era
turístico como otros barrios de la ciudad.
Después
de buscar en vano aquí y allá, regresó de prisa al lugar donde
ella estaba. Subió por la escalera y se detuvo unos segundos en el
pasillo. Cuando él entró en la habitación, ella se disponía a
salir. Quería irse de allí. Tenía los ojos muy abiertos, como si
quisiera decirle que no buscara más casas ni habitaciones. Ya no
podrían volver a vivir juntos. Nunca más. Se iba, le abandonaba.
Ella
había muerto.
Los
dos estaban solos en la habitación del Hospital.
Le
cerró los ojos, le dio un beso y avisó a las enfermeras.
Triste despedida eterna, cerrar los ojos, besar a la amada que tras mucho sufrimiento decidió dejarle. Avisar a las enfermeras, a nadie más en ese momento fatal en que ya se hallaba solo.
ResponderEliminarUna balada tierna y dura.