viernes, 1 de marzo de 2019

LA VIDA ES UN CIRCO

El Roto (elpais.com)

Tal vez hayamos exagerado el concepto de lo lúdico, ese afán por la fiesta y el juego sin fin, como si la vida fuera en todo momento un jardín de infancia, un centro de "esplai", como decimos en Catalunya: un disfrute del tiempo libre en compañía y múltiples actividades, una participación en la diversión entendida también como formación, comenta alguien en el bar.
Hemos llegado a un punto es que todo parece un "esplai", una diversión desenfrenada: en las cadenas de tv y en las emisoras de radio se pasan casi todo el día gritando, bromeando entre insulto e insulto, como si se hubieran vuelto locos de burla y alegría, explica el periodista en paro.
En el escenario de la política está sucediendo cada vez más. Hay muchos que van en busca del espectáculo burlesco, cínico, a la caza brutal del adversario, cuenta la vidente del barrio.
Incluso el juez Marchena se ve obligado a pedir contención, que ya está bien de risitas e "interjecciones populares", añade la cuñada del dentista.
Me gustó más y me pareció más congruente el rigor argumental de Carme Forcadell, explicando pormenores del Derecho Parlamentario, que no la espontaneidad teatral de Jordi Cuixart, considera el politólogo del barrio.
Ya parece usted un jurisconsulto romano, replica el humorista.
Quienes estuvieron fenomenales fueron Mariano, con su talante impertérrito galaico, Soraya, con su mueca indescifrable, que da un poco de yuyu, la verdad, y Montoro, el mágico, con su control remoto-financiero sobre el misterio de la compra de urnas y otros gastos del maldito Referéndum, replica la vecina taxista.
Lástima que no supieran casi nada de lo ocurrido, ni de los gastos, ni de las urnas, ni de las colas para ir a votar en familia, ni de los heridos, apunta la sobrina de la peluquera.
Volviendo a la diversión grupal, a "l'esplai" de nuestra querida sociedad, vemos que donde hay un jaleo ensordecedor es en el negocio multinacional del arte, donde ese jaleo es condición imprescindible para atraer a los inversores a comprar todas esas mediocridades vendidas como geniales, a precios de locura, comenta la nieta del anarquista.
Incluso en el mundo de la poesía, ¡oh, herejía!, donde no hay inversores (es público y notorio), ya hace un tiempo que se valora y se aconseja, en lecturas y presentaciones de libros, que poeta y presentador monten algo circense, alguna que otra payasada que haga reír al público asistente. ¿Qué poeta no ha hecho alguna payasada en el ruedo social, en el ámbito poético, no digo en su vida privada, que ese es otro circo que no viene a cuento)?, opina el poeta romántico del barrio.
¡Marchando, caña de cerveza y una de poesía a la vinagreta, digo de mejillones!, pide la dueña del bar.
¿Sigue el juicio contra los traficantes de la playa independentista?, pregunta un turista coreano que viene, dice, de comer unos churros de la calle Banys Nous y pide una copa de cava .

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