sábado, 2 de marzo de 2019

CUESTIÓN DE BARAJAS



Lee la hermana del informático en el móvil: "La situación de intervención fue insalvable a pesar de que, según ha afirmado Urkullu, la respuesta a los requerimientos del Gobierno previos a la activación del 155 respondía a la cuestión clave, según él mismo pudo leer: "En la última frase de ese escrito, además de un recordatorio de los resultados del 1-O, manifestaba [Puigdemont] que no había habido una declaración unilateral de independencia". Rajoy, sin embargo, ha defendido siempre que su actuación hacia la intervención se debió a las respuestas inconcretas del president."
A lo que puede llevar jugar al póquer de farol, como dijo Clara Ponsatí en Escocia, y que ahora confirma el presidente vasco Urkullo al referirse a la respuesta de Puigdemont a los requerimientos del gobierno central en la que exponía que no hubo una Declaración Unilateral de Independencia,
normativa, efectiva, real, comenta la vidente del barrio.
Porque es posible hacer una declaración política republicana, aunque sabes que es imposible defenderla ni hacerla efectiva, añade el politólogo del barrio.
Por lo tanto, si esa declaración no tuvo consecuencias jurídicas, era sólo una voluntad de república, como un proyecto de partido político, añade la sobrina de la peluquera.
Pero llevado a cabo todo con demasiado teatro de barrio y confundiendo a la gente, que ya se veían en una República de facto, apunta el periodista en paro.
¡Rebelión, sedición y malversación, y punto en boca!, exclama la cuñada del dentista.
¡A por ellos!, gritan unos desconocidos que pasan por la calle.
Señores, modérense y no abusen de las interjecciones, que estamos en pleno juicio y nadie ha sido sentenciado, replica la vidente.
Digan lo que digan, la obra épica, la de verdad, fue la representada el día del referéndum. El resto no fue más que puro teatro, o un juego de farol que acabó muy mal, como dice la Ponsatí, apunta el humorista.
Siempre es mejor hablar claro, antes de que sea demasiado tarde, no hay que tener miedo a las palabras ni a decir a la verdad: si no puedes, di que no puedes y no vayas sacrificando a la gente en vano, decía mi abuelo, explica la nieta del anarquista.
Sentido común, que no tiene nada que ver con eso de que "el fin justifica los medios", la vecina taxista.
Dijo Oscar Wilde, levantado una copa de champán en París, donde se refugió al salir de la cárcel, pobre y enfermo, con un André Gide que cambiaba de acera para no saludar al dramaturgo y poeta, ex-cautivo por amor: "Muero por encima de mis posibilidades", comenta el poeta romántico del barrio.
Me encantan las obras de teatro de Oscar Wilde, afirma la dueña del bar.

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