DICEN QUE LOS PROXENETAS NO DEJAN VOTAR A LAS PROSTITUTAS

Hoy entra el humorista en el bar del barrio cantando una letrilla satírica contra los políticos, compuesta por un amigo suyo que toca el acordeón y titulada "Tampoco los proxenetas dejan votar a las prostitutas" :

Vota no, vota sí, / vota no, no, vota, sí, sí, / vota de una vez a la madre que te parió, / o a la madre que no te parió, / pero votemos de una puta vez, / aunque la madre sea la puta que nos parió, / y vota lo que te salga de la tortilla española / o de la crema catalana, / vota no, no, vota sí, sí, / o no votes y vete a una isla con bote.

Silbidos, aplausos y también abucheos por tal obscenidad, tan de mañana, dicen algunos.
Calma, calma, pide la dueña del bar.
El humorista del barrio pide disculpas por las posibles ofensas a la clientela, y dice que nadie es perfecto y que su amigo, el acordeonista, compone letrillas como ésta cuando tiene insomnio.
Será insomnio político, comenta el politólogo del barrio.
O sueño amoroso mal soñado que deviene pesadilla, argumenta el poeta romántico.
Obscenidades, y nada más, interviene la cuñada del dentista.
Hay purezas que matan, e impurezas que dan vida, como el estiércol que ponemos en el huerto de mi abuelo, indica la nieta del anarquista.
No entiendo la canción, ni el título ni la letra, dice la hija de la bibliotecaria. ¿Trata de la consulta o de la prostitución, a favor del sí o del no a la prostitución?
Creo que trata de lo que trata: votar, eso es todo, ejercer el derecho al voto sobre cualquier cuestión, opina la hermana del informático.
La verdad es que a nosotras los proxenetas no nos dejan votar nada, pero nada de nada, y nadie nos defiende, se queja la prostituta del barrio, que ha vuelto al bar después de una larga temporada, de viaje, ha estado de viaje, dice.

Los partidos políticos hablan de los impuestos, de la crisis, del déficit fiscal, del paro y los emigrantes, de la economía sumergida, de las familias numerosas, de los españolistas y de los separatistas, de los católicos y no católicos, etc., pero ninguno se dirige a vosotras, las prostitutas. ¿Estarán presionados por los proxenetas, que están en todas partes y todo lo ven y no quieren que voten las prostitutas?, pregunta la nieta del anarquista.

Eso, eso, así se habla, que no nos dejan ni abrir la boca, responde la prostituta del barrio.

¿No quieren que les vuelva a cantar la letrilla del acordeonista?, pregunta el humorista, provocador, afirmando y negando con la cabeza, que sí, que no, que sí, que otro día la cantará.